17- Valerie

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Sabes que algo va mal cuando la insufrible se vuelve sufrida.

23 de octubre, 2013

CHRISTINE

Sami sonríe mientras mira su celular en una actitud bastante sospechosa. Apuesto a que está hablando con Alba.

—¿A ti qué te pasa? —pregunto mientras pongo los platos en la mesa. Hoy me tocó hacer la cena, Mamá no tardará en llegar de su trabajo. 

—Nada —responde el rubio sin quitar esa sonrisa boba.

—Está enamorado —dice Hannah de pie sobre una silla mientras ordena los cubiertos.  

—¡Pequeña soplona! —Sami le pega suavemente con un mantel—. Te dije que guardaras el secreto, Lulú.

—¡No me llames Lulú! —chilla ella poniendo los brazos en jarra, intentando parecer amenazante.

—Tú revelaste mi secreto, así que yo te digo Lulú. Estamos a mano.

Hannah está lista para responder, pero Valerie entra en la cocina con su habitual aura de malhumor, agarra un plato y se sirve un gran trozo de lasaña.

—¿Hoy tampoco cenarás con nosotros? —pregunto extrañada.

Valerie lleva unas semanas más rara de lo normal; se encierra en su habitación más de lo normal y ya casi ni come con nosotros, pero la escucho en la madrugada dar vueltas por la casa, como si se hubiese vuelto sonámbula.

—No —responde sirviéndose una copa de jugo.

—¡Yo quiero jugo! —exclama Hannah poniendo su vasito junto a la copa de Valerie, pero es salvajemente ignorada.

—¿Tienes un mejor plan para hoy, Valerie querida? —pregunta Sami.

—Echarme cloro en los ojos para no verte más —espeta ella yéndose.

—¿Qué le ocurre? —susurra Sami—. Suele ser mucho más violenta. Podría jurar que con esas palabras quiso decir que me quiere.

—Val está muy triste —comenta Hannah distraídamente—. Llora cuando ustedes no están y cree que yo no la escucho.

—¿Sabes qué la hace llorar? —Hannah siempre sabe más de lo que aparenta y es muy mala guardando secretos, por lo que esta es nuestra oportunidad para sacarle información—, ¿sabes por qué ella está triste?

—Tiene que ver con uno de sus amigos, pero no sé bien.

—¿Un amigo llamado Allen?

—Sí —contesta ella moviendo su cabecita de arriba abajo—. Siempre hablan por teléfono y discuten.

—¿Sobre qué discuten?

—No lo sé. Val habla muy rápido y no la entiendo —explica la pequeña—. ¿Me das jugo, Chris?

—Claro.

Suelto un suspiro luego de llenar de jugo el vasito de Hannah y me dejo caer en una silla junto a Sami. Le pido a Hannah que vaya a buscar al abuelo para cenar y cuando ella sale de la cocina, Sami y yo nos acercamos más, adoptando un aire confidencial.

—¿Crees que sea algo que tenga que ver con drogas?

—No lo sé, no creo.

—Es una posibilidad, Chris. Incluso tú y yo a veces nos fumamos unos porros, y Valerie es mucho más rebelde que tú.

—Pero no Allen. Él no es de esos chicos que se drogan. Está obsesionado con el fútbol y la vida sana.

—Sí, tienes razón. Tal vez... podrías preguntarle a Júpiter —murmura.

La Regla Frost © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora