Canción del capítulo: Maniac - Conan Gray.
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Dos espías; uno guiado por la curiosidad, y el otro... por los celos.
17 de enero, 2014
JÚPITER
Siento el agua recorriéndome, llevándose el jabón y la espuma. Recuerdo las veces en que Christine y yo compartimos un gesto tan simple como una caricia o un beso en la mejilla. Mi cuerpo entero reacciona ante el recuerdo de la sensación de sus labios sobre mi piel, su risa en mis oídos, sus ojos en los míos. Pero finalmente todo se reduce a lo que fue y ya no es.
No puedo centrarme más en lo lindo de los momentos que compartimos sino en el hecho de que ya no se repetirán.
Y eso me molesta, me entristece y me emputece cuando todo se resume a una simple oración: odio a mi padre. Pero el odio que siento hacia él por ser un desgraciado no se compara con el odio y desprecio que siento hacia mí mismo por ser un cobarde y no tener las pelotas para enfrentarlo.
Salgo de la ducha completamente desnudo, ya seco, listo para ponerme mi uniforme e irme al West. Lo único que quiero es quedarme acostado y dormir por todo el fin de semana; afortunadamente hoy es el último día de la semana.
—Tienes el pene grande, Jup. Creo que podrías hacerle competencia a Turbo.
No me sorprende ver a Allen recostado en mi cama. Desde que Christine y yo terminamos, ha venido a buscarme todos los días y nos vamos juntos a clases. No se separa de mí, salvo cuando es necesario; es una especie de salvavidas sentimental que me mantiene a flote.
—Hoy llegaste antes, aún no estoy listo.
Allen sonríe y asiente.
—Así veo —y le es imposible mantener sus ojos en mi cara.
—Deja de mirarme el culo, imbécil.
Me visto con rapidez y luego bajamos para tomar desayuno. Pero desisto rápidamente al ver a papá sentado en la mesa.
—¿No van a desayunar? —pregunta cuando Allen y yo pasamos de largo.
—Vamos atrasados —miento.
No hay un "buen día, hijo" ni un "que les vaya bien", mucho menos un "feliz viernes". Y a pesar de lo acostumbrado que estoy, sigo pensando en que me gustaría que fuese diferente.
—¿Cómo están las chicas? —pregunto mientras nos tomamos un café en el estacionamiento del West. Allen limpia las migas de pan que cayeron sobre su pantalón, botándolas al suelo del jeep.
—Están bien. Hannah en observación. Le inyectaron las células de Oliver hace apenas unos días, y las siguientes semanas serán decisivas.
—¿Crees que pueda ir a verla?
—Nadie puede verla. Quiero decir, sí, sí se puede, pero sólo sus familiares más cercanos. Christine ha entrado una sola vez apenas. Tienen que ponerse un traje especial y todo. No pueden correr el riesgo de que Hannah contraiga alguna infección. Está prácticamente aislada.
—Entiendo.
Vemos el auto de la señora Rogers aparcar en el otro extremo del estacionamiento. Christine se baja del asiento del copiloto, y del asiento trasero baja Valerie. Ambas entran al colegio, luego la señora Rogers se marcha. Christine luce linda, como siempre.
—Creí que dijiste que Valerie no vendría más a clases.
—Sólo viene a dar las pruebas. Está estudiando en la casa —responde Allen. Hace amago de bajar para ir con ellas, luego me mira y se queda en el jeep—. Lo siento, es la costumbre.
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La Regla Frost © ✔️
Ficção Adolescente[HISTORIA COMPLETA] Libro #1 de la trilogía "Guerreros contemporáneos" Júpiter Frost tiene todo para cumplir con el modelo del típico chico rompecorazones de su colegio, pero no lo es. De hecho, él es reservado, serio y silencioso, algunas veces inc...