45- Océano

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Canción del capítulo: Human - Christina Perri.

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Y esa tarde, la maldita regla tuvo el éxito que su padre tanto quería.

Esa tarde, La Regla Frost triunfó.

03 de enero, 2014

CHRISTINE

Júpiter no contesta mis llamadas y luego de días sin saber de él ya comienzo a preocuparme. Ni siquiera respondió el extenso mensaje que le envié la noche de año nuevo diciéndole una barbaridad de cosas rosas y cursis. ¿Está enojado? ¿Enfermo? ¿Demasiado ocupado disfrutando sus días libres con su familia como para enviar un mensaje y decir "Hola, Chris. Estoy bien, hablamos al volver a clases"?

—¿Christine? Acabo de hablar con Jup, dice que está bien —dice Allen asomándose por la puerta de mi habitación—. Aunque lo noté un poco raro. No te preocupes, seguramente su padre le pegó el mal humor.

Pero le respondió a Allen. ¿Por qué a mí no?

—¿Creen que Señor Planeta esté enfermo y por eso no ha venido a vernos ni a jugar con Liebre? —pregunta Hannah recostada en mi cama mientras apachurra al pobre conejo—. ¡O tal vez alguna bruja malvada le borró la memoria y por eso no se acuerda de tí, Chris!

—Sí, esa es una gran posibilidad —ríe Allen entrando y dejándose caer a su lado—. Anda, Hannah, péiname. Te presto mi brillante cabeza.

—Tu pelo es muy corto, Al, no tiene gracia.

—¿Tienes idea de la magia que hacemos los hombres con el gel de cabello, pequeña? Te voy a enseñar —sale saltando de mi habitación y escuchamos cómo pelea con el abuelo en el baño para que le dé un poco de su gel; finalmente lo consigue y vuelve a mi habitación.

—Iré a ver a Júpiter —anuncio.

—No seas impulsiva, Chris. Dale espacio.

Ignoro a Allen y arreglo rápidamente mi cabello; me pongo unas botas cómodas y calentitas, luego busco una bufanda y mi abrigo.

—¿Me veo presentable?, ¿no debería bañarme antes?

—¡Te ves linda! —exclama Hannah con ambas manos metidas en el tarro de gel; no quiero saber el desastre que harán.

—Si no quisiera tanto a tu hermana y tú no fueses la novia de mi mejor amigo, Chris... vaya que nos divertiríamos —Allen me guiña un ojo y luego agacha la cabeza para ponerla a disposición de Hannah—. Tienes que esparcir el gel con cuidado y luego mover el cabello como quieras, dándole alguna forma.

—Por favor no destrocen mi habitación ustedes dos, ¡adiós!

Abajo encuentro a mamá y Adrien, conversando en la sala.

—¿A dónde vas, Christine?

—A visitar a Júpiter. Volveré antes de la cena.

Salgo de casa subiéndome la bufanda hasta la nariz a causa del frío. Pienso en caminar o tomar un taxi para llegar a la mansión Frost, pero no es necesario porque el jeep de Júpiter aparece doblando la esquina y deteniéndose frente a mi casa.

—¡Hola! —exclamo cuando baja la ventanilla del auto.

—Hola, ¿quieres ir por algo de comer?

—Uhm... Seguro.

Subo por la puerta del copiloto y de inmediato me envuelve el aire tibio del interior del vehículo, mezclado con el olor del perfume de Júpiter que me parece simplemente delicioso. Va vestido con pantalones negros y chaleco gris. Luce muy guapo. Él siempre luce guapo.

La Regla Frost © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora