41- Esperanza

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Canción del capítulo: Hoax - Taylor Swift

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Familia es familia, no importa cuántos errores cometan o cuán equivocados estén.

15 de diciembre, 2013

CHRISTINE

Estamos en un mundo en el que la tecnología avanza a pasos agigantados, al mismo tiempo que la mente humana parece quedarse atrás. Todos tenemos ideas y gustos distintos; hay veces en las que una relación nos atrapa y nos consume, pero muchos logramos salir adelante, dejando un pasado y personas atrás. La mayoría lo acepta.

Y hay otros que no.

Jack nunca aceptó que Alba decidiera terminar su relación con él para avanzar con alguien más. Jamás entendió que su ex novia se había enamorado de otro chico y que lo había sacado de su vida porque lo que ellos tenían simplemente era tóxico. Él la veía como una propiedad, y cuando ya no pudo tenerla, decidió que, si Alba no estaba a su lado, no estaría con nadie más.

Acosó a Alba desde que ella lo dejó, y cuando Sami entró en escena, también comenzó a acosarlo enviándole constantes amenazas. Pero mi mejor amigo nunca se rindió, y cada vez que Alba le decía que todo sería mejor si ella volvía con Jack, él se negaba y se las arreglaba para convencerla de que era una chica fuerte, que valía y que no merecía ser pisoteada por ningún jodido imbécil con complejos de mafioso.

Todo eso lo sabemos ahora, por los mensajes que la policía ha recuperado de los teléfonos de Alba y Sami. Lo sabemos ahora, cuando ya es tarde. Alba está muerta, Sami está en coma.

Y lo peor es que la cosa no termina ahí. No termina con el ataque. El odio infunde más odio y nuestras vidas se ven marcadas por un círculo vicioso de ira, resentimiento y malas emociones que nos destruyen.

Hoy en la mañana, mientras veía el ataúd de Alba entrar en aquel agujero en la tierra y su madre se ahogaba en sollozos, yo sólo podía pensar en que quería a los culpables encerrados tras las rejas por toda la eternidad. Los quiero sufriendo, siendo miserables y de alguna forma espero que la vida les devuelva la mierda que lanzaron. Quiero a los responsables del estado de coma de mi mejor amigo pereciendo en una fría y húmeda celda, con tiempo de sobra para pensar lo que hicieron.

—Te prometo que haremos lo que esté en muestras manos para que no los dejen libres —susurro acariciando la tibia mano de Sami—. Tienen que pagar por lo que hicieron y lo harán. Tu padre y su bufete de abogados los van a hundir. 

Mi Sami...

Me duele ver su rostro golpeado. Uno de sus párpados está hinchado, igual que su labio inferior donde tiene un feo corte. Su mejilla izquierda tiene un gran hematoma que se extiende hasta el ángulo de su mandíbula. Y eso sólo es el comienzo. El resto de su cuerpo está tan golpeado como su cara.

—No sé si puedes oírme —susurro acercándome a su oído—. Espero que al menos puedas sentirme. Lamento no haber estado ahí para tí cuando más me necesitaste... Te juro que eso es algo que nunca me perdonaré. Tal vez es mejor si continúas dormido, ¿sabes? Este mundo está demasiado horrible como para que un ángel como tú viva en él. No te merecemos. Pero te necesito, ¡te necesito tanto! Y si decides despertar, aquí estará tu Christine para reanudar esa discusión sobre quién es mejor: Sid o Burro. Te amo y te extraño, pinche pendejo.

Dejo un suave beso sobre su frente mientras mis lágrimas caen mojando su piel, y salgo de la habitación minutos después, cuando sus padres deciden volver a entrar. 

La Regla Frost © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora