29- El zorrillo

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Canción del capítulo: Love me like you do - Ellie Goulding.

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La inocencia de un niño puede llevarte a situaciones bastante comprometedoras... y calientes.

CHRISTINE

El teléfono vibra en mis manos mientras un sudor frío las cubre. Creo que ya lo había mencionado antes, sudo cuando estoy nerviosa.

—¿No vas a contestar? —pregunta Júpiter.

La llamada se corta antes de que pueda deslizar mi dedo sobre la pantalla, pero inmediatamente esta vuelve a iluminarse con una nueva llamada entrante, también de papá.

Esta vez sí contesto, y por alguna razón decido poner el altavoz.

—Hola, papá, ¿cómo est...?

¿Por qué no me avisaste que tu hermana está embarazada, Christine? —se escucha furioso, como temía.

—Yo...

¿Cómo demonios es que soy el último en enterarme? ¡Hasta tu abuela lo sabía y yo no! Hoy fui a visitarla y casi me golpeó por permitir que mi hija tuviese novio a los dieciséis. ¿Tienes idea de la sorpresa que me llevé cuando me lo reprochó, y además me dijo que iba a ser abuelo?

—Nos enteramos hace poco y...

¡¿Hace cuánto?! —grita él, y comienzo a sentir cada vez más fuerte el típico nudo en la garganta que te acompleja antes de llorar.

—Un... un par de semanas...

¿Un par de semanas...? ¡¿Un par de semanas?! ¿Y qué esperabas para llamarme, un permiso de la inepta de tu madre?

De inmediato, al escuchar el insulto hacia mamá, mis sentimientos cambian. ¿Qué se cree él? Él nos abandonó en primer lugar.

—¿Por qué iba a llamarte, papá?

¡Porque eres mi hija, Christine! Es tu deber...

—¡No te atrevas a hablarme de deberes! ¡No después de haberte ido de un día para otro! ¿Has venido a vernos durante estos casi siete meses? ¡No! ¿Crees que todo se soluciona enviándonos dinero que ni siquiera nos alcanza y que todo estará bien si tan sólo nos llamas una vez al mes? —poco a poco, aunque me resisto, mi voz comienza a quebrarse.

¡No te atrevas a levantarme la voz!

—¡Entonces tú tampoco lo hagas! Tus problemas con mamá no deberíamos pagarlos nosotras, pero es justo lo que hemos hecho desde que te fuiste. Perdiste toda autoridad sobre mí cuando te marchaste, y todo el respeto que tuve por ti se esfumó en cuanto supe el daño que le has hecho a nuestra madre y a nosotras. ¿Hasta cuándo ibas a ocultarnos la existencia de Oliver?, ¿eh?

Hay varios segundos de tenso silencio al otro lado de la línea mientras Júpiter se remueve incómodo a mi lado. Papá parece haberse quedado sin habla, pero vuelve a hacerlo en un susurro:

Iré a West City, Christine, y cuando lo haga, tú y yo vamos a hablar.

—Estaré esperándote —respondo, y luego corto la llamada ignorando cualquier otra cosa que él tenga que decir.

Arrojo el celular lejos de mí sin poder contener la rabia, hundo la cabeza entre mis rodillas y tiro de mi cabello intentando calmarme. Sé que Júpiter está mirándome, que probablemente parezco una especie de loca desquiciada y odio que me vea nuevamente así, tan débil, pero apenas puedo controlarme.

La Regla Frost © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora