La Regla Frost © ✔️

32- El herido

Canción del capítulo: I want it that way - Backstreet Boys.

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Allen, Allen, Allen, ¿acaso no entiendes que mereces más de lo que ella te da?

CHRISTINE

—Es bueno saber que sólo soy una distracción para ti.

Miro fijamente a Júpiter desde la puerta del baño, él sacude la cabeza y se levanta de golpe, enredándose en la sábana y cayendo de bruces al suelo.

En otra ocasión me habría reído.

—Mierda... No, Christine... —se pone de pie y camina rápidamente hacia mí—. No es lo que crees, yo no... Maldición, ¿por qué tenías que escuchar justo eso...?

Recién se da cuenta de que mi cuerpo está cubierto apenas por una toalla azul. Acabo de darme un baño y esperaba que él siguiera dormido, pero en su lugar escuché claramente lo que significo en su vida: una distracción.

—¿Es un mal momento para decirte lo caliente que te ves y lo mucho que quiero besarte?

—Puedes ser un encanto, ¿sabes, Júpiter? Un chico tierno, romántico y gracioso, pero también un verdadero hijo de puta. Y no lo digo con intenciones de ofender a tu dulce madre.

Paso con fuerza y rabia el dorso de mi mano por mi mejilla cuando siento una lágrima deslizándose, no quiero mostrarme débil. Sin embargo, no puedo evitar una mueca de dolor: todo el costado izquierdo de mi rostro arde, e incluso está un poco inflamado y rojo a causa del golpe que me dio papá anoche.

Júpiter cierra sus ojos y vuelve a negar repetidas veces.

—Lo que escuchaste lo dije para que mi padre se callara, Christine. Él comenzó a... a... ¡No eres una distracción para mí! Escuchaste todo fuera de contexto. Es que mi padre...

—Tú padre, tu padre, tu padre. Es la segunda vez que hablas de mí como si... como si no fuese nada para ti, ¡como si no fuese suficiente! Y eso no es verdad. Sé lo que valgo, Júpiter, y ni tú ni nadie me usará como distracción.

—¿Segunda vez?

—Primero ocurrió con tu hermano en la cafetería y ahora con tu padre. No pasará de nuevo.

—Christine...

—No voy a estar en una relación donde la otra persona no sabe lo que quiere. Yo sí sé lo que quiero contigo, Júpiter, pero no voy a servir de experimento para que lo averigües conmigo y me hagas daño en el proceso.

—Por favor hablemos, Chris.

—No ahora. Mejor vete.

Júpiter asiente con resignación y busca sus cosas en completo silencio. Se acerca para despedirse, pero muevo la cabeza y él entiende.

—Bien. Hablaremos cuando estés más tranquila, pero lo haremos. No logro nada explicándome ahora porque estás muy enojada y lo entiendo.

Sale de la habitación y al fin me dejo caer sobre la cama.

Y no lloro. Supongo que, aunque suene ilógico, estoy demasiado deprimida para hacerlo... o tal vez demasiado decepcionada.

—¿Chris...? —la voz temblorosa de Valerie a través de la puerta me pone alerta—. Terminé con Allen...