49- La sí boda

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Canción del capítulo: Look after you - The Fray.

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Que se esconda ahora o sea descubierto para siempre.

CHRISTINE

Cuando Franklin se apareció en mi casa hace una semana diciendo que necesitaba mi ayuda, no dudé en decirle que sí, que contaba conmigo. Y pese a que titubeé cuando me dijo que la ayuda consistía en hacerme pasar por su novia en la boda de su hermano, terminé aceptando.

De todos modos, no tenía nada mejor que hacer esta noche.

Y aquí vamos, en el auto de Oliver rumbo a North City a la boda del hermano de Franklin y de la chica que alguna vez fué su novia.

Si tuviera que describir aquella pareja con una sola palabra, elegiría despreciable, sin duda. No sé toda la historia, no sé la otra versión, pero no puedo evitar pensar así de ellos. O sea, ella era novia de Franklin y lo engañó con su hermano. Cualquier persona que engaña es despreciable; y sí, mi padre también entra en esa clasificación.

—¿Por qué fingimos que soy tu novia?

—Porque soy demasiado guapo para no tener una.

—Cierto, cómo olvidar ese detalle. ¿Cómo te sientes, Frank? —pregunto bajando un poco el volumen de la radio donde Look after you de The Fray suena llenando el ambiente de tranquilidad, pero también de un sentimiento que no sé descifrar... algo así como melancolía.

—De maravilla —responde él dedicándome una pequeña sonrisa y luego volviendo a posar su mirada en la carretera frente a nosotros. Son dos horas conduciendo hasta North City, y apenas llevamos veinte minutos de viaje—. Sé lo que estás pensando, pero no me siento mal. Ya no la amo, Christine. Me hirió, sí, pero su herida ya cicatrizó. El mal recuerdo queda, pero es algo con lo que puedo vivir.

Franklin me dijo que cuando recibió la invitación, ni siquiera la leyó y la arrojó al tacho de basura más próximo. Sin embargo, a medida que la ceremonia se acercaba, decidió asistir por nadie más que por él: para demostrarse a sí mismo que pese a la traición, había logrado perdonar y superar. Le costó, sí, pero ya era tiempo de seguir adelante.

—¿Piensas que te invité porque no tenía a nadie más? —pregunta de pronto.

—Pienso que me invitaste porque soy tu amiga más guapa.

—Tienes razón —un hoyuelo se marca en su mejilla derecha—. También lo hice porque Oliver mencionó que necesitabas distraerte. No he querido preguntar, pero... ¿qué ocurrió con el pijo rico?

Suspiro queriendo volver a subir el volumen de la radio para no hablar de Júpiter. Hasta ahora, he llevado nuestra ruptura mucho mejor de lo que creí porque no me he detenido a pensar en él, ni me he dado el tiempo de extrañarlo como debería.

¿Que si lo echo de menos? Claro que sí.

¿Que si me dan ganas de acercarme a él en el colegio sólo para escuchar su voz? Sí.

Le cuento a Frank lo que ocurrió, que terminamos nuestra relación y que sólo nos deseamos lo mejor el uno al otro.

—Es un estúpido. No puede terminar una relación simplemente porque en unos meses se irá a estudiar lejos. Debería haberse aferrado al tiempo que les quedaba juntos —dice Franklin.

En parte le encuentro razón porque yo esperaba que hiciéramos eso, seguir juntos hasta que las condiciones a nuestro alrededor lo volviesen imposible. Seguir juntos porque me sentía tan bien y tan querida a su lado. Pero ya está. Júpiter quiso terminar con todo y respeto su decisión.

La Regla Frost © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora