La Marilia

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Leyenda de Puerto Maldonado.
En Puerto Maldonado, durante el servicio militar, los Grumetes Zavala y Huamán estaban en plan de diversión. Entonces se dieron cuenta de que las chicas no andaban con misios como ellos. Zavala dijo: “La única forma de hacer plata acá, es hacer guardias por otros y cobrar”. En la quinta semana de guardia, Huamán regresó de la flotilla, y le dijo a Zavala: “No sabes promoción, me he enamorado. Ayer conocí a la mujer más hermosa del mundo”. Zavala sorprendido preguntó: “¿Cómo, no estabas de guardia en la flotilla?” Huamán le contestó: “Sí, ahí la conocí, me fue a ver y se quedó conmigo desde la una de la mañana hasta el cambio de guardia”.
Zavala no creyó nada, pero después de algunos días se preocupó porque Huamán quería hacer todas las guardias de la Flotilla, casi por nada, malogrando su plan inicial. Entonces, esperó a la noche y fue a buscarlo. Huamán: “aquí me encuentro con la Marilia, ahora que venga te la presento”. “Piensa en mí, promoción, y compártela; como dice la ley del marino: no te enamores, no seas celoso, no te la lleves y espera tu turno”.
Pasaron toda la guardia esperando y nadie llegó, entonces Zavala se rió de él y se fue. Esa tarde, Zavala contó a los demás grumetes lo que había pasado y juntos hicieron mofa de Huamán.
Acabado el rancho, Huamán hizo a un lado a Zavala para aclararle las cosas e insistió en decir que la Marilia si existía. “Nadie la ha visto” respondió Zavala. Se rompieron los turnos y Huamán se aferraba diariamente a la guardia de la flotilla, rompiendo el plan que tenía con Zavala.
La noche siguiente, Huamán regresó a la flotilla para hacer una nueva guardia y a la una apareció Marilia. Él le dijo: “¿por qué no viniste ayer?” La Marilia le respondió: “porque yo te quiero a ti, no al otro”. “Entonces ¿nos viste?”. La Marilia cambió; le dijo “yo siempre te visito, ahora te toca a ti visitarme. Vamos a mi casa para que conozcas a los míos”. Ella solo se podía escapar por las noches.
En la cuadra, Huamán andaba más perdido que nunca y confundido, porque se acercaba su cumpleaños y tenía la opción de ir a Juliaca a ver a su familia, pero él no quería dejar de verla, obsesionado. Zavala lo fue a buscar y le dijo: “no seas loco, estás dejando pasar una oportunidad que cualquiera quisiera”. Llegó el cumpleaños y él optó por hacer guardia. La mañana siguiente el Grumete Pérez bajó a la flotilla para el cambio de guardia y encontró un uniforme perfectamente limpio y doblado con el gorro encima, pero no a Huamán. Reportó esto al técnico Robles, el mismo que fue por Zavala, por ser cómplice de deserción.
Zavala fue llevado al calabozo e interrogado fuertemente. Él, sorprendido, alegó no saber nada. No le creyeron y lo castigaron por dos semanas, en las cuales buscaron a Huamán por la ciudad, pero parecía que se lo había tragado el río.
Hasta el día de hoy no se sabe nada de Huamán, pero se dice que la Marilia, la sirena, sigue apareciéndose en la flotilla a los marineros nuevos.
 
Crito
base capitanía puerto Madre de Dios, Reserva Tambopata
Puerto Maldonado, Madre de Dios, 1982....

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