Los Exploradores

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Erase una vez dos amigos especiales, Pedro y Juan. Tenían demasiado en común y se la llevaban muy bien. Pero de todas las cosas que compartían juntos había un hobbie muy extraño. Ellos se sentían muy entusiasmados y les excitaba ir a lugares abandonados, quizás por curiosidad o su pasión por la exploración.

Sin embargo, una de las cosas más llamativas y aterradoras es que ambos les encantaban hacerlo de noche. Cuando ya no había luz alguna proveniente del sol, querían asechar estos lugares para sentir la adrenalina o algo distinto a lo normal. Así que emprendieron a un lugar un poco lejano de su pueblo, un hospital abandonado.

En el camino Pedro preparaba las cosas de exploración, un par de linternas con pilas de repuestos. Eran locos pero no tontos, también llevaban un mapa del lugar que se lo había bajado por internet. Además de un equipo de primer auxilios por si alguien se lastimaba en medio de tanta oscuridad. Cuando ya casi iban llegando, notaron que la carretera se acabó. Al parecer les tocó ir sobre tierra y piedras en medio de la nada para llegar al lugar.

Ante tantos obstáculos, ambos pudieron llegar y aparcar en el estacionamiento abandonado del hospital. Frente a la puerta principal, con sus herramientas intentaron desbloquearla. Pero después de unos cuantos minutos de intentos fallidos con el método clásico bumper, prefirieron entrar por una ventana rota.

Después de pasar por un pasillo de espera tenebroso, el comedor y la enfermería. Ambos deciden ir al segundo piso, para así poder conocer el lugar. Entre pasillos oscuros, ventanas con cortinas que soplaban un viento escalofriante de medianoche y la luz de la luna llena entrando en las pequeñas grietas del edificio, Pedro y Juan decidieron tomar una decisión de costumbre ¡Separarse!

Juan se quedó en el segundo piso explorando, mientras que Pedro subió al piso 3 para explorar que había allí. En ese instante Juan le dio un Walkie Talkie a Pedro para que pudiera comunicarse con él por si tenía algún problema con devolverse. En ese instante Juan encontró un cuarto de operaciones y decidió sentarse unos 5 minutos a fijarse en los detalles de la habitación, como le encantaba sentir el terror de un escenario tan frío como ese ¡Miles de cosas pasaban por su cabeza!

En ese instante Pedro le llama ¡Estoy perdido! Exclama ¿Podrías ayudarme? Necesito que me digas como puedo regresar donde llegue ¿llevas el mapa contigo? Juan le contesta: si por supuesto, dame un momento. En ello, saca el mapa y le da instrucciones exactas de cómo puede devolverse. En ese instante escucha los pasos de su amigo en el techo, pero luego de que llega al otro extremo su amigo le replica por la radio que no hay acceso por las escaleras ¡Están bloqueadas!

Pero Juan le da otra dirección, la cual le envía exactamente por donde se devolvió. Va hacia el lugar, la sala administrativa y baja las escaleras al segundo piso. Pero Juan, luego de haber esperado al menos unos 10 minutos a que le respondiera, no obtuvo respuesta alguna. Por eso, decidió replciarle en el Walkie Talkie.

Pedro ¿Estás allí? No contestó, pero al acercarse a la puerta donde su amigo debió haber salido hace un buen tiempo, vió que estaba cerrada. Pero en ese mismo instante, la puerta empieza a vibrar, como si alguien desesperadamente intenta abrirla. Pedro ¿Estás allí? ¿Tienes problemas para abrirla? Juan no recibe respuesta alguna por un par de minutos.

El intenta abrir la puerta desesperadamente, pero en ese instante su amigo le replica en el Smartphone, al parecer dejó tirado el radio del otro lado de la puerta. Le sorprendió y mientras la puerta seguía vibrando, el contestó ¿Qué pasa? ¿Por qué no respondes la radio? Pedro le contesta: La radio la he perdido. Juan le dice: SI eso lo sé ¿Dónde estás?

En ese mismo instante Pedro le dice ¡Fuera! Al lado del auto, vámonos de aquí, en ese lugar no pasa nada extraño. En ese mismo instante Juan le cambió la cara de aburrimiento a terror extremo, echó unos gritos que aturdieron a su compañero, tanto en el Smartphone, como desde arriba. Pedro oía como desesperadamente Juan corría hacia la ventana del segundo piso, pero cuando estaba a punto de llegar, su cabeza saliendo volando, cayendo en el capó del auto.

Pedro sorprendido decidió prender el auto, sin haberse atrevido a quitar la cabeza de su amigo de allí y viendo como sus ojos quedaron viéndolo fijamente arrancó como alma que lleva el diablo. Una historia contada por el mismo Pedro, aunque los hechos personificados por parte de Juan en ese momento fueron testimonios del mismo.

Por desgracia no se encontró ni el cuerpo de Juan, ni su cabeza, lo único que había de evidencia era un poco de sangre fresca cerca de la ventana, además de la sangre en el capó del auto. Hoy en día Pedro está encarcelado, luego llevado a un manicomio, al parecer desde la cárcel no dejaba dormir a los presos gritando todas las noches por su amigo.

Basada en una historia real, un hospital abandonado que no fue reconstruido por la zona en donde se ubica. Desde su inauguración no tuvo mucha recepción y decidieron acabar con la sucursal, pero detrás de toda esta historia que todo el mundo considera lógica, existe una macabra. Al parecer el gerente tenía una banda de maleantes que les robaba órganos a sus pacientes (Especialmente los riñones). Un día este se le hizo una orden de captura por ser descubierto, se hacía muy obvio las atrocidades que hacía con sus cómplices.

Pero cuando este fue a ser capturado, lo encontraron ahorcado en el área administrativa. Aunque no precisamente ahorcado, una soga la cual tenía alambres le había decapitado luego de haber fallecido. Parece que el asesino roba órganos estaba buscando una cabeza para volver a la vida, o al menos eso parece que intentaba hacer con Juan, quien sabe ahora mismo donde esté su cuerpo y su cabeza, un par de exploradores que disfrutaron su aventura ¿no crees?🌹🧒🏻 🌹 🌹 🧒🏻 🌹
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