Abro mis ojos un tanto desorientada y con un dolor de cabeza colosal. La luz se cuela por medio de la ventana de cristal. La habitación se mantiene en penumbra. Muevo mi cabeza de un lado a otro, achino mis ojos y los tallo, suelto un ligero bostezo.
«¿Qué pasó? No recuerdo haberme acostado. Sobre todo, ¿y el papel, carta, qué sé yo?».
Pequeños y rápidos recuerdos me atacan sobre el día anterior produciéndome un leve dolor de cabeza en el área frontal. Ayer sucedió algo extraño, mamá y papá estaban mirando hacia fuera, había dos chicos vestidos de negro y con capucha; discutí con mamá, vine al cuarto y encontré una carta extraña de la cual no recuerdo totalmente su contenido, después de ahí no recuerdo más nada que un dolor desagradable y que estaba hablando; pero ni idea de lo que dije, solo de ahí el rostro preocupado de mamá y papá.
—¡Mamá! —grito desde la cama. Me siento en el borde de esta y toco mi frente, adolorida. Escucho unos pasos presurosos retumbar por todo el pasillo.
—¿Debes ser tan escandalosa? —inquiere asomándose a la puerta.
—No, no, no... Bueno sí.
—¿Se te ofrece algo? Estoy cocinando.
—¡¿Qué hora es?! —cuestiono asustada y sorprendida.
—La hora del café. —Me saca la lengua.
—¡Mami, esto es serio!
—Es mediodía. Son las... doce y cuarenta. —Saca el celular del bolsillo trasero de su pantalón.
—¡¿Por qué no me despertaste?! —La bronca del año en asistencia será para mí.
—Ayer... —Silencio—. Estuviste un tanto extraña. Te medimos la temperatura, y tenías un poquito de fiebre. Dos o cuatro grados de más; sin embargo, te desmayaste —explica mirando hacia la pared.
—¿Y en la escuela lo saben? —pregunto preocupada.
—Por supuesto, Ricardo envió una excusa antes de ir a trabajar —Suelto un suspiro de alivio.
—¿Puedes medir mi temperatura entonces?
—Sí. Ahora vuelvo... —Se dirige hacia el baño.
Es raro, ayer de hecho no me sentía extraña o enferma, mucho menos con fiebre. Solo recuerdo mi curiosidad por unas personas que estaban fue... ¡La carta! ¿Dónde estará?
—Espera... Hace mucho que no se usa este termómetro. —Lo sacude. Empiezo a hacer un moño desprolijo—. Listo. Alza un brazo. —Le obedezco. Defino su rostro cansado y ojeroso. ¿Habrá dormido bien?
—Mamá... —le llamo con suavidad. Le toco una mano la cual aprieta y me ofrece una sonrisa que parece más una mueca.
—Hmm... —Hace un puchero.
—¿Viste un papel arriba de mi cama ayer? —Un silencio escalofriante llena el ambiente y no paso desapercibido su rostro compungido, su mandíbula tensa y sus ojos perdidos en algún lugar.
—No, lo único que vimos ayer, fue a ti desmayada —responde finalmente. Se sienta en la cama y me acerca a ella. Me rodea con su brazo y posa su cabeza sobre mi hombro izquierdo.
—¡Oh! —musito confundida.
—¿Por qué preguntas? ¿Tenías algo importante en ese papel? —cuestiona intrigada, pero su voz suena retraída.
—No lo recuerdo... —confieso derrotada.
—Okay... —Me observa extraño. Bajo mi mirada dubitativa e inquieta.
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Herencia silenciosa©
FantasyVictoria fue marcada gravemente en el pasado y no lo recuerda. Ahora es perseguida por ángeles y demonios. Unos más despiadados que el otro, ¿o tal vez iguales? Sus mezquinas naturalezas le demostrarán que no hay malos ni buenos. La confusión le ob...