¿Y ahora qué?

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Habían pasado días después de aquella conversación en el despacho de Kakashi. La rutina de los primerizos padres giraba alrededor de su pequeño Boruto.

Luego de que la familia Uzumaki tuviese el bufete en sus manos, Minato no tardó en ofrecerle el control de nuevo a su hijo.

— Podrías darle lo mejor a mi nieto. — Habían sido las palabras de su padre.

Naruto no tardo ni dos minutos en responder. No podía cometer de nuevo los errores del pasado. Deseaba tener un futuro junto a Hinata y Boruto. Sin embargo no significaba que tendría que sacrificar su felicidad.

— Realmente no puedo. Lo siento. — Y sin más, Naruto salió del despacho de su padre.

Se encontró en el camino a su madre. Quién creyó que lo convencería para volver al despacho. En lugar de eso Kushina tomo en brazos a su hijo y lo estrecho en un abrazo. Naruto no tardó en responderle.

— Solo quiero que seas feliz. Me alegra que por fin tomes riendas de tu destino. Solo espero que tú y Hinata sean felices.

— Yo también lo espero.

Naruto llegó a su hogar después de un rato. Hinata al verlo no dudo en recibirlo con un abrazo. El rubio no esperó en ningún momento aquella muestra de afecto. Sin dudar le correspondió con uno más fuerte.

— Bienvenido a casa. ¿Cómo te fue con Minato?

— Creo que lo entendió. Y si no, está obligado a hacerlo.

— Por cierto. Te ha llegado una carta. Tal vez ya te respondieron.

En una ocasión, Naruto y Hinata hablaron sobre el futuro. La morena había insistido en qué Naruto llevase a publicar las historias que llevaba escribiendo.

"Realmente son buenos" insistió Hinata una vez terminado de leerlos todos.

— Es muy pronto Hinata. Además, solo soy un novato, no creo que tenga suerte a la primera.

— Por dios Naruto. Ya es tiempo de que llegue algo bueno para nosotros. Y si no, no puedes darte por vencido a la primera.

Al tener la carta abierta, ambos chicos la leyeron con nerviosismo. Unos minutos que tardaron en leer y otros más en procesar el contenido de la carta.

Tanto Naruto como Hinata gritaron de alegría, festejando por las buenas noticias.

Su pequeña colección de cuentos sería publicada.

— Tú padre será un escritor dentro de poco, pequeño Boruto.

Naruto después de aquello tomó un baño. Hinata cuidaba al bebé. Estaba realmente feliz con las buenas noticias. Esperaba que por fin Naruto fuera el mismo por primera vez en toda su vida.

Mientras analizaba la situación y lo que se aproximaba en la vida de Naruto. Una incógnita atravesó por su cabeza.

¿Qué sería de ella?

Naruto sería un autor publicado. Sus proyectos irían creciendo conforme pasara el tiempo. Pero ella no tenía ningún plan por el momento. Dejó de trabajar cuando supo de su embarazo, y no pensó que sería buena idea volver a su antiguo trabajo. 

Amaba a Boruto. Pero no podía ser siempre una ama de casa. Ella necesitaba un empleo y ganar su propio dinero. Pero, ¿Dónde podría hacerlo?

Una pizca de tristeza la inundó. Nunca creyó que se encontraría en tal situación. Necesitaba hacer algo pronto, no deseaba vivir bajo la sombra de Naruto. Deseaba poder hacer lo que le gustaba sin sentirse menospreciada por hacerlo. Mientras observaba al pequeño niño, se preguntaba una y otra vez que es lo que tenía que hacer. No podía detenerse y observar como los demás realizaban sus vidas.

Amaba a su hijo. Pero no podía permitirse que su vida fuese solo eso. 

Tener a alguien a tu lado debe ser excusa para limitarse. ¿Qué es lo que realmente ella deseaba hacer? mejor dicho, ¿Quién era ella? Si podía responder aquellas preguntas tal vez encontraría la respuesta.

Había perdido mucho tiempo de su vida tratando de olvidar a Naruto, el destino lo había vuelto el principal de su vida, y a ella una simple espectadora. Incluso Ino descubrió lo que deseaba hacer . Y es que tener tener a un sexy psicólogo encima de ella todo el día era suficiente para ella.

Mientras la madre de su hijo vivía con dudas en el corazón, Naruto creía que el destino se encontraba poniendo todas las cosas en su lugar.

El lugar de Hinata no seria para siempre el de una ama de casa. Había pasado por mucho como para quedarse a ver como el mundo sigue su curso. Ya se encontraba bien con Naruto, tenía un hermoso hijo y no había preocupaciones financieras que la acecharan. Y por primera vez en su vida, tuvo miedo de su futuro incierto.

Dímelo dos veces |Naruhina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora