Maratón 1/3
A la mañana siguiente, volví a bajar descalzo a desayunar.
-O no te gustan los zapatos qué hay en el armario o tienes tendencia a ir descalzo por todos lados- dijo Derek con simpatía.
-No me gustan los zapatos de vestir, menos cuando estoy en casa.
Derek asintió despacio.
-Dime lo que quieres y te lo compraré.
-No quiero que me compres nada, tengo mis cosas.
-Bien, entonces mandaré a alguien a recoger tus cosas a tu departamento.
¿por qué demonios era tan amable?
-Gracias- dije odiando el sabor de esa palabra.
-¿Necesitas algo más?
¿Recuperar mi vida, tal vez?
-Tengo un perro... se llama Tofy.
Tener a Tofy conmigo al menos llenará un poco este vacío.
-Haré que lo traigas... pero con una condición.
No me esperaba menos.
-¿Que quieres?
-Una tregua. Quiero que el tiempo que pases conmigo sea lo más agradable posible, eso incluye que cenaras todos los días conmigo y usaras la ropa que con tanto cariño mande a comprar para ti. Durante el día puedes usar lo que quieras, si te gusta andar descalzo no me importa. Pero las noches son para mi.
No era un muñeco que él pudiera vestir cuando quisiera, no era un objeto.
-No será tuyo ni durante el día ni durante la noche.
No parecía sorprendido por mi respuesta.
-Lo serás... antes de lo que crees- dijo muy seguro- Ahora come- añadió.
A mi apenas me entraba bocado, cuando él termino, se levanto y antes de irse dijo:
-Quiero verte en el despacho en media hora.
No espero respuesta.
Y así lo hice. Media hora después, estaba tocando la puerta de su despacho, entre cuando me lo indicó.
Derek se levantó de su silla y rodeó su escritorio para luego apoyarse en el. Fue directo al grano.
-Es momento de que sepas quienes quieren matarte y por qué.
-Ya lo sé.
Derek me miro confundido.
-¿Quien...?
No conteste y su mirada se iluminó con un enojo que no pudo disimular.
-Emilio... ¿verdad?
Demonios, no quería meterlo en un problema.
-No fue difícil llegar a esa conclusión. Él simplemente me lo confirmó.
-¿Y que te confirmo exactamente?
-Que mi padre vende drogas, que alguien a intentado robarle una de sus rutas y eso ha provocado un enfrentamiento.
Una pequeña sonrisa de formo en los labios de Derek.
-Un resumen bastante preciso... ¿Y que te dijo Emilio sobre mi?
Sus ojos reflejaban un frío interés.
-Que tienes suficiente poder para enfrentar a la mafia rusa.
Derek soltó una carcajada.
-Yo soy la mafia rusa, cariño. Esos aficionados no tienen nada que hacer ahora que estás aquí.