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Finalmente regresamos a New York.

Mi hermana se fue con su madre y su padrastro luego de organizar el funeral de mi padre. Yo preferí no asistir.

El diario de mi madre abrió una herida nueva en mi corazón al leer todo lo que había pasado, como si me lo estuviera contando al oído.

Contaba todo aquello que dejó atrás por venir a Estados Unidos en busca de sus sueños. Hablaba de sus miedos cuando se encontró con otra realidad... en ese diario estaba todo. Contaba como el amor de mi padre había llegado a darle esperanzas en este infierno, pero que luego todo se torció. Escribió con detalle aquel golpe que recibió de su parte y como cada vez las cosas empeoraban.

Fue muy duro y triste leer aquello.

Me preguntaba por qué todo estaba escrito en inglés y no en Ruso como su idioma natal. Hasta que al final me encontré con una carta y comprendí que lo había hecho por mi, para que un día supiera toda la verdad.

Querido Joaquín.

Mi niño precioso. ¿Cómo te explico lo feliz que me hace ser tu madre? Lo orgullosa que me haces sentir.

Con cuatro años ya muestras una habilidad increíble para la danza. Bailaste incluso antes de caminar, y tus hermosos ojos se iluminan cuando bailamos juntos.

Eres más de lo que soñé, mi luz en la oscuridad.
Escribí esta carta para que siempre que me necesites puedas acudir a ella en busca de consuelo.

Escribí esta carta para pedirte que nunca dejes de soñar ni luchar por lo que quieras en tu vida.
Nunca dejes que este mundo, por horrible que sea, cambie esa bella alma que se que tienes.

Yo intente por todos los medios ser mejor por ti; lo único que deseo es verte feliz.

Por esa misma razón he decidido marcharme. No sé cuánto tiempo podré alejarme de tu padre, no sé cuánto tiempo podré protegerte... no sé cómo terminará esto, no sé si logré sacarte de esa casa alguna vez, pero quiero que sepas que al menos lo intente.

Tu padre estaba muy feliz cuando supo que eras un niño, pero no por las mejores razones: quería que fueras como él. Pero cuando te cargue por primera vez, me basto ver aquellos grandes ojos para tener la certeza de que tu alma era buena. Tan buena que tu padre se llevó una gran decepción. Te rechazo por mucho tiempo hasta que entendió que igual podía sacar beneficio de aquello.

Entonces tuve tanto miedo que nada de lo que me haya pasado antes se comparaba.

Si cuando leas esta carta yo ya no estoy contigo, significa que los planes no salieron del todo bien. Pero al menos, ahora mi historia está en las mejores manos: las tuyas.

Yo siempre estaré contigo, Joaquín. Estaré cuando llores o cuando te sientas perdido pero también estaré cuando bailes o cuando te enamores. Porque es lo que siempre hacemos las madres: estar incluso cuando no podemos estarlo.

Te amo, pequeño. Gracias por darme un motivo para arriesgarlo todo, incluso mi vida.

MAMÁ.

Entonces al fin obtenía mi respuesta, mi madre no había muerto a causa de ningún robo. Había sido porque intentó huir conmigo.

Y saber eso termino de romper los lazos con aquel hombre que me engendró.

-¿Dónde pongo estos?- pregunto Emilio.

Ahora mismo nos encontrábamos acomodando sus cosas en mi habitación.

Cuando volvimos a mi apartamento me encontré con una sorpresa increíble: Tofy. Salto a mi en cuanto me vio. No había dejado de consentirlo este día y medio que llevábamos aquí desde que volvimos.

Sonó el timbre.

-Creo qué hay un espacio en aquella gaveta derecha- dije señalándole mientras me dirigía a la puerta a abrir.

Y me encontré con otra gran sorpresa. Diego.

Sin dudarlo me lance a sus brazos y él me recibió con un muy fuerte abrazo mientras escogía su rostro en mi cuello y absorbía mi aroma. Tenía ganas de llorar solo de verlo.

Hasta que sentí que dos brazos nos separaban y me jalaron y me abrazaban hacia él.

-¡Oye!- dije riendo contra el pecho de Emilio.

-¿En serio, Joaco? ¿Por que solo te consigues imbéciles que no me dejan estar cerca de ti?

-Si no pareciera que te quieres comer a mi novio te dejaría estar cerca de él... quizá.

-Ay ya basta- dije dándole un pequeño sapo a Emilio para volver a Diego y jalarlo hasta la sala de estar.

Unos minutos después llegó Azul y la emoción fue la misma.

Emilio decidió ir a darle un paseo a Tofy y darme privacidad con mis dos mejores amigos.

Nos sentamos en el sofá y les conté todo. Azul no dejo de abrazarme y Diego me sostenía de una mano.

Emilio regresó tres horas después con Tofy en brazos.

-Se canso y tuve que cargarlo ¿pueden creerlo?- dijo colocándolo en el suelo.

Entonces Diego se puso de pie y fue hasta donde Emilio estaba. Luego de todo lo que les había contado había cambiado su manera de verlo.

-Gracias por todo lo que has hecho por él, Emilio- le tendió una mano- Perdón por haber sido un imbécil contigo al principio.

Emilio aceptó su mano restándole importancia.

-Ser imbécil está en tu naturaleza, no luches contra ello.

Todos reímos.

Pedimos pizza y fue agradable convivir los cuatro.

Hasta que Azul dijo que tenía que irse porque el siguiente día volvía a Londres. A Diego parecía no hacerle mucha gracia aquello. Esperaba que pronto alguno de esos dos babosos acepten lo que sienten por el otro.

Esa noche, Emilio y yo nos metimos a la cama bastante tarde. Me abrace a su pecho y respire tan hondo que sentía que por fin volvía a la normalidad.

Pero, ¿A que llamamos normalidad?

¿A dormir en nuestra cama? ¿A cocinar en nuestra cocina? ¿A ir al cine los miércoles? ... ¿Es normalidad lo que buscamos a lo largo de nuestra vida?

Levante la vista y vi que Emilio dormía profundamente.

A mi la normalidad me aburría.

Me levante de la cama y fui hasta el baño. Tome un vaso y lo llene con agua fría del grifo, luego volví hasta la cama.

Con una sonrisa, deje que el agua le cayera en la cara y lo despertara en el transcurso.

Me tomo de la muñeca y me tiro hacia la cama.

-¿¡Qué demonios haces!?

Reí a carcajadas.

-Me la debías- le recordé, tratando de sacarme de su agarre- Quiero seguir entrando, quiero seguir creciendo...

-¿Y tiene que ser a las tres de la madrugada?- pregunto incrédulo.

-¿Se te ocurre hacer algo mejor ha las tres de la madrugada?- dije con dobles intenciones.

-¿Dormir?

-No buscaba esa respuesta...

-Eres incorregible- dijo sujetando mis brazos sobre mi cabeza.

-Esa tampoco es la respu...- Estampó con fuerza su boca contra la mía.

Y empezamos otro tipo de entrenamiento...
En este también se sudaba en exceso, la técnica era importante llevarla con presión, solo que en este caso, la ropa sobraba. Y los te amo son regla básica.

Vendetta- Emiliaco. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora