Dos meses después.
EMILIO
No pregunten por qué pero algo no andaba bien... podía sentirlo. Han pasado dos meses de la muerte de Derek, dos meses desde que volvimos a Nueva York y recuperamos nuestra vida. Joaquín volvió a la Universidad y parece realmente feliz, casi es el mismo que antes.
Pero yo sentía algo en el ambiente que no me dejaba dormir. No me gustaba aquella sensación.
Volví a cargar el arma y la guarde en la mesita de noche, en algunas ocasiones volví a seguir a Joaquín cuando salía. Todo esto sin que él lo supiera, no quería asustarlo solo con presentimientos, pero no me sentía tranquilo dejándolo ir y venir solo.
Había hablado con Marín y Emmanuel, incluso con Karen, pero ninguno de ellos tenía un dato sospechoso o fuera de lo normal.
Pero entonces ¿Por qué tenía la sensación de todo esto era demasiado bueno para ser cierto? ¿Es que estaba acostumbrado a que mi vida fuera una mierda que ahora no me creía que todo era perfecto?
¿Por qué tenía la sensación de ser vigilado?
Regrese a casa después de dejar a Joaquín en la universidad, estaba tratando de convencerme que solo estaba siendo paranoico. Nada iba a pasarle a Joaquín. Todo había acabado.
Aunque, ¿que significa todo?
Pero entonces cuando llegue al piso note que la puerta del apartamento estaba abierta. Eso evidentemente me hizo sacar mi arma y cargarla.
Cuando me asomé, note que todo estaba patas arriba.
Mierda.
Recorrí todo el departamento hasta asegurarme que estaba solo y nadie se ocultaba dentro.
Encontré a Tofy en una esquina, parecía muerto del miedo.
-Ven aquí- le dije mientras lo tomaba en brazos- tranquiló...
Saque mi teléfono y le marque a Joaquín.
-¡Amor!- exclamó con su tono alegre de siempre.
-Quédate donde estas, voy a buscarte.
-¿Qué pasa?- pregunto cambiando de tono automáticamente.
-Quédate donde estas. No salgas a ninguna parte ni hables con nadie. Llegaré en quince minutos.
-Emi...- empezó a decir pero le colgué.
Alguien me había dicho una vez que la mafia es una bestia de mil cabezas: si cortabas una, crecían otras.