016

8.6K 773 321
                                    

Fue como si me sacaran de allí y me teletransportaran al momento en que ocurrió. Intente con todas mis ganas quedarme donde estaba, con él.

Pero no pude.

Me subí mi ropa interior, me aparte de él y cruce la habitación hasta donde estaba mi camiseta. Me la puse rápidamente.

-Eh...- dijo tomándome del brazo- ¿Que pasa?

No pude mirarlo. No quería que me viera así.

-Ey...- tiro de mí para estar frente a él- Mírame.

Lo hice y vi lo preocupado que estaba, lo confundido...

-¿He hecho algo que no te gusto...?

No podía saberlo.

-Suéltame, por favor- dije en voz baja.

Lo dudo pero lo hizo.

-Lo siento, elefante. Yo no...

Lo hubiera abrazado justo en ese momento, pero eso me habría llevado a contestar sus preguntas. No sería capaz de mentirle si me lo preguntaba. ¿Como me había llamado antes? ¿Un libro abierto?

-Es solo que... ya no quiero esto- dije poniéndome lo más serio que podía- Ya no.

El dolor del rechazo se leyó clarísimo en los ojos de Emilio. Aunque una parte de mí sabía que aquello no lo convencía del todo.

-Me hace muy feliz que estes vivo- le dije- pero eso no significa que tú y yo...

Asintió con tristeza en la mirada.

-Nunca vas a perdonarme, ¿verdad?

Sentí mi corazón desangrar.

Negué con la cabeza y supe que podría ponerme a llorar. No solo por él, si no por saber que Derek seguía controlando mi mente y cuerpo.

Se marchó y me acurruqué sobre la cama. Había estado tan a gusto en sus brazos hacia unos momentos...

Quise gritar, quise llorar y quise romper todo. Pero no hice nada de eso. Lo que si hice, fue jurarme que eso no me detendría. Al menos ese poder no se lo otorgaría.

Al siguiente día me desperté antes que nadie, y a penas había podido dormir. Incluso bebí café, CAFÉ.

Después fui directo al gimnasio para liberar todo lo que tenía dentro. Luego de calentar, me puse unos guantes de boxeo y empecé a golpear y darle patadas al saco sin ninguna técnica.

Supongo que fueron mis ruidos los que atrajeron a Textos al tiempo de empezar.

-¿Que haces, animalito?

Le lance una mirada de póquer.

-No estoy para bromas.

Textos camino hasta mi.

-Es en serio, ¿Que estás haciendo?

¿No era obvio?

-Entrenar- dije sin quitar mis ojos de mi objetivo: el saco.

-Pues lo estás haciendo mal. Te vas a lastimar.

Me detuve y lo mire.

-Perdona por intentarlo por mi cuenta cuando tú no cumples tu palabra.

Me ignoro y señaló mis pies.

-El peso de tu cuerpo tiene que estar equilibrado, tienes que prepararte para el impacto al dar la pata, si no te caerás y la persona se reirá en tu cara. Ese saco no es para dar patadas, tienes que usar un banano, ese de ahí- dijo señalándolo.

Vendetta- Emiliaco. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora