Sam logro que el miedo nublara de mi mente cualquier pensamiento racional. Y cuando fue la media noche, fui a buscar a Roy.
Me cuide de las cámaras, estaba tan obsesionado con la opción de poder escapar que me había aprendido de memoria donde estaban.
Lo encontré sentado en el jardín fumando un cigarrillo.
-Necesito hablar contigo- dije poniéndome frente a él.
Este se paró y me siguió hasta un rincón escondido del jardín. Desde allí la vista al océano era impresionante.
-¿Ocurre algo?
El corazón se me aceleró y mis palmas comenzaron a sudar.
Podían pasar dos cosas después de pedirle su número. Primero: Roy me delataba y Derek sospecharía que algo pasó entre nosotros.
Segundo: me lo daba y volvía a escuchar su preciosa voz.-Necesito hablar con él- dije buscando alguna señal que me indicara que estaba de mi lado.
Sabía perfectamente a quien me refería.
-No es buena idea- dijo intentando irse pero lo detuve.
-No te estoy preguntando- Él se dijo en mi expresión temblorosa.
-Dos minutos- dijo sacando su teléfono y buscando su número- se va a enojar.
Ignorando su comentario, tome el teléfono.
Tardo mucho en contestar, con cada pitido mi esperanza se iba, pero finalmente lo hizo.
-Te dije que no me llamarás a no ser...
-Soy yo- dije sintiendo el corazón el corazón se me salía del pecho por escucharlo después de casi un mes.
-Joaquín, cualquier cosa que necesites pídesela a Royer. Yo ya no soy tu guardaespaldas- dijo seco y cortante.
Mire a la pantalla y verifique que había marcado el número correcto.
-¿Eso es lo único que tienes para decirme?- dije incrédulo.
-Si hay algo de tu apartamento que necesites...
-Emilio, sácame de aquí...- lo interrumpí desesperado.
-Escúchame- me dijo como si hablar conmigo fuera estresante- El otro día estuve con tu padre, me dijo que te verá pronto...
-Dijiste que vendrías a buscarme. Lo prometiste... y ni siquiera has buscado la forma de comunicarte conmigo... - las lágrimas ya habían empezado a caer por mis mejillas. Pero no me dejo seguir hablando, y lo que me dijo, me dolió más que cualquier otra cosa.
-Te lo dije porque era la única manera que subieras al avión- me confesó frío- Me apuntaste con un arma ¿recuerdas? Esa casa es el lugar más seguro para ti, ya no sé cómo decírtelo.
-¿Me engañaste?- sin que pudiera evitarlo solté un sollozo fuerte.
Roy ya había empezado a acercárseme con intención de quitarme el teléfono, yo camine para alejarme de él.
-Mi trabajo consistía en ponerte a salvo. Y eso hice.
Me quede callado durante varios segundos en los que no agrego nada. Yo sentía que la rabia me invadía, pero además, acababa de darme cuenta de que en verdad no vendría a buscarme y ahora si estaba solo en esto, completamente solo.