Me paralice.
Mis únicos movimientos fueron los de mis ojos buscando a Anderson.
No estaba.
-¡Hijo de puta!- gritó Emilio a mi oído- ¡Se perdió la señal con Anderson!
-Te veo tenso- dijo Derek besando mi cuello - Veo que has conocido a mi prometido- le dijo en tono alegre a Zac.
-¿Prometido?- repitió Zac con miedo en el rostro- No lo sabía, joder. Si lo hubiera sabido no...
-¿No le hubieras metido la lengua hasta la campanilla?- dijo cambiando de tono a uno frío.
-Derek, yo...
-Desaparece de mi vista.
No tuvo que pedírselo dos veces. Se largo.
Derek se giró hacia mi.
-Mora lo que has hecho, hombre- dijo tocando mi cabello- Has estropeado mi juguete favorito.
Escuchaba las voces en mi oído discutiendo, pero el terror no me permitía entender. El "Voy a entrar" de Emilio fue lo único que comprendí.
-Mira que tenemos aquí...- dijo Derek quitándome el micrófono de la oreja- Vienes preparado y todo...
-Derek...- empecé a decir al mismo tiempo que me quitaba los anteojos y los dejaba sobre la barra junto con el micrófono.
-Estos mejor dejémoslo aquí- dijo con fingida calma.
Supe que estaba solo. Tenía ganas de gritar...
-Bajemos donde podamos tener más privacidad.
Me tomo del brazo y me hizo cruzar la sala. Nadie ahí pareció darse cuenta de lo que estaba pasando.
Fuimos hasta un ascensor y una vez dentro me golpeó con todas y sus fuerzas y me tiro al suelo.
-¡¿Tienes idea de todo lo que he pasado buscándote?! ¡Eres un perro desagradecido!
Me levanto de un tirón cuando las puertas del ascensor se abrieron. Tosí intentando recuperar aire.
Me llevo por un pasillo, en el cual había una puerta al final. Entramos en ella y la volvió a cerrar a nuestras espaldas.
Aproveche que me soltó para correr hasta la pared opuesta. Mire a mi alrededor en busca de cualquier cosa que me sirviera como arma, hasta que vi un picahielos encima de la barra.
Lo tome y levante mi mano al mismo tiempo para que no se me acercara.
Fue a sentarse hasta un sillón con mucha calma, al mismo tiempo que sacaba su pistola.
-Yo puedo matarte desde aquí si quiero- dijo apuntándome- Tu en cambio, tienes que acercarte para intentarlo- finalizó con una sonrisa.
Seguí mirando toda la habitación.
No había ni una ventana.-¿Para quien cojones estás trabajando?- me miraba fijamente.
No dije nada. Mi cerebro estaba intentando asimilar como él había llegado aquí sin ser visto. Tuvimos satélites vigilando el lugar 24/7.
-¿Te estás preguntando cómo llegue a mi propio club sin ser visto? - Mi silencio le sirvió de respuesta- Cuando monte este lugar supe que si quería llevar mis negocios aquí, necesitaba una vía de escape. Por eso hice que construyeran un túnel que da hasta una de mis oficinas.
Mierda.
-Después de todo lo que has hecho...
-Después de todo lo que he hecho; ¿Protegerte? ¿Salvarte de los tipos que te querían muerto?
-Lo qué haces ahí abajo... mereces pasar el resto de tu vida en la cárcel.
Soltó una carcajada.
-¿Yo en la cárcel? Por favor, niño. No duraría ni tres dias allí. ¿Sabes el poder que te da tener el dinero que yo poseo?
-Se demasiado Derek- lo amenace- O me matas ahora o vas a entender que no pienso detenerme hasta acabar contigo.
-Antes de que sigas diciendo estupideces, quiero enseñarte algo- dijo poniéndose de pie- Ven aquí.
No me moví ni un centímetro.
-Ay, Joaquín, esto puede ser simple y sencillo o todo lo complicado que lo quiera hacer.
Seguí sin moverme. Tenía miedo de lo que me pudiera hacer.
-Voy a enseñarte lo que tanto querías ver.
Vino a tomarme del brazo y salimos por el pasillo.
Me metió en un pequeño cuarto insonorizado completamente. En el centro un sofá y en frente un cristal que dejaba ver del otro lado una especie de escenario redondo. A los alrededores del círculo habían más cuartos pero parecían tener vidrios polarizados que no me dejaban ver a la gente de adentro.
Odie no tener las gafas, por fin estaba donde quería llegar y no servía de nada.
Unas puertas se abrieron y apareció una chica en lencería fina que apenas podía estar de pie. Llevaba unos tacones tan altos que temí que se cayera.
-Esta es mi parte favorita- dijo Derek a mi oído.
Y empezó la subasta. Vi pasar todo tipo de personas, de todas las razas, edades, tamaños... se quedaban ahí en medio hasta que alguien los comprara.
Entonces vi entrar un niño, no debía tener más de siete años... y las lágrimas me salieron.
-¿Por qué?
-Por poder. ¿Sabes que tengo más dinero que el puto presidente?
-¿Por qué un niño...?- lo corte.
-Hay mucha gente que no puede tener hijos. ¿O sabes cuantos necesitan uno de sus órganos? Soy un santo al final, si lo piensas bien.
Perdí la cuenta de las personas que pasaron, de las vidas que robaron...
Cuando la última chica salió, Derek me sonrió.
-Aun no termina- me dijo- Lo mejor para el final...
Entonces la persona detrás de los altavoces comenzó a dar las descripciones de la siguiente persona.
-Rasgos latinos, Virgen, habla tres idiomas: español, inglés y francés...
Entonces subieron a la chica, apenas se mantenía de pie y tenía heridas en sus piernas y abdomen, como si hubiera sido golpeada.
Me ataco el pánico cuando vi quien era.
-¡NO!- grite yendo hacia el cristal para golpearlo.
-No pueden oírte.
Las ofertas empezaron...
-¿La compró?- me pregunto Derek con burla.
-¡Sácala de ahí!
-Lo haré si me dices para quien trabajas.
Intente ir a apretar el botón pero me tomo y me empujo contra el sofá.
-Si alguien más la compra no hay vuelta atrás. ¡Responde!
-¡No trabajo para nadie!
-Respuesta incorrecta- dijo riéndose.
Las ofertas seguían aumentando...
-¡Es mi hermanita! ¡Solo tiene quince años!
-Te dije que ocurría si no hacías lo que pedía.
-¡Haré lo que quieras, pero sácala!
-¿Para quien trabajas?- volvió a preguntarme.
-¡Para Emilio!
La cara de Derek se transformó.