013

8.1K 795 466
                                    

Al igual que en la casa de Derek, no podía salir por ningún motivo. Emilio al ser uno de los principales sospechosos de mi secuestro, tampoco podía salir.

Derek tenía a todos sus hombres buscándome por toda la ciudad. Roy era quien nos mantenía al tanto de todo.

Entendí que Emilio era el jefe de aquel operativo, entraban y salían personas de un salón al que no me permitían entrar. No se me permitía hacer mucho, así que eso me daba más tiempo para planear mi venganza.

Fue aquel encierro lo que me llevo a hacer las pases con Emmanuel, a quien ahora llamaba Textos. Acepto gustosamente entrenarme después de pasar un día rogándolo.

-A mi no me importa hacerlo, Joder- dijo irritado- Al que no le hará ni puta gracia es a tu novio.

-Emilio no es mi novio- dije muy serio.

-Pues deberías aclarárselo, el hombre está algo confundido...

-Me da igual Emilio. Quiero entrenar, fortalecerme, quiero...

-Matarlo- terminó por mi- Ya me habían llegado rumores.

Suspire.

-Siento que la misión se jodiera por mi culpa- dije con sinceridad.

-No se ha jodido del todo, aún tenemos a Roy adentro.

-¿Que es lo que saben exactamente?- pregunté curioso.

-Sabemos que los Kozel llevan la peor red de trata de personas del país. Trafican con personas de cualquier parte del mundo; se esconden tras empresas millonarias y no ponen su nombre en ninguna parte. Por eso es casi imposible llevarlos a un juicio. No hemos dado con ningún lugar en donde se lleven acabo las ventas para atraparlos con las manos en la masa.

Me dolió pensar que mi madre fue víctima de eso, que quizá aún tenga familia buscándola, sin saber que fue de ella.

-¿que puedo hacer para ayudar?- pregunté entonces- Yo puedo serles útil, viví con él; se como piensa, se como es...

Textos estaba a punto de decir algo pero su mirada se desvió a mis espaldas y se calló.

Me giré y vi a Emilio apoyado contra el marco de la puerta, fulminando con la mirada a Textos.

-¿Que le has pedido?- pregunto serio.

-Solo charlábamos...-dijo él.

-Te lo deje claro, López.

Textos asintió y salió de la sala.

-No puedes pretender que me quede aquí sin hacer nada- lo enfrente.

-Te quiero fuera de esto.

-¡No quiero estar fuera!- exclamé- No lo conoces como yo...

-No hay nada que puedas hacer- se paso la mano por la cara desesperado- A no ser que sepas de algún lugar donde los podamos pillar.

Sus palabras me calaron. Y recuerdos desagradables vinieron a mi.

El club... el lugar al que no permitió que nadie más que Castro nos acompañara.

-Pueda que exista un lugar...- dije más para mí mismo que para él.

-¿Qué?- pregunto acercándoseme. Yo retrocedí por instinto.

-Me llevo a un lugar para mostrarme lo que lo que era capaz sino hacia lo que él quería. Hablo de unas mercancías, pero en su momento creí que hablaba de drogas...

-¿Que lugar? ¿Donde estaba? ¿Recuerdas como era?

Levante la cabeza y lo mire muy serio.

-Te lo dire si me dejas formar parte de esto.

Vendetta- Emiliaco. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora