XXII─ "I'll die"

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─ ¿Cariño? ¿Estas bien? ¿Con quién hablas?

Se levanto de su cama y abrió la puerta de su habitación con una sonrisa dejando pasar a su padre adoptivo que miraba el lugar con sospecha.

─ Con nadie, papá, estoy hablando con mi amigo imaginario.

─ ¿Amigo imaginario? ─ Frunció su ceño con confusión ─ ¿No estas algo grandesita para eso?

Magnus estaba sentado en el sillón que había en la habitación d ela pelirroja mientras sonreía en grande, como siempre.

─ Nunca es tarde para ello ─ Se encogió de hombros mientras le daba la espalda a Tony y buscaba entre sus cosas una libreta.

Tiempo que Tony aprovechó para mirar a Magnus con desaprovación, la Parca solo se encogió de hombros mirando a el adulto salir y cerrar la puerta tras de sí.

─ ¿Amigo imaginario?

─ Solo yo te veo, solo yo te escucho, eres como un amigo imaginario, solo que no eres mi amigo.

─ Hieres mis sentimientos, honey ─ Soltó con dramatismo.

─ De todas formas, ¿qué haces aquí? No te invoqué.

─ Me aburrí de las fiestas en Japón por lo que pensé que sería una buena idea venir a molestarte.

─ Buenísima idea ─ Comentó sarcástica lanzándose a su cama ─ No te enamores de mi, mi odio por ti es demasiado grande.

─ Mucha autoestima que tienes, Lydia ─ Rió Bane ─ No eres mi tipo.

─ ¿Y como es tu tipo? ¿Fantasmas? ─ Bromeó mientras trazaba algunos dibujos en su cuaderno.

─ Estoy casado con un hombre, honey.

Rose abrió sus ojos con sorpresa y miró incrédula a la Parca que le regaló una sonrisa.

─ Un hombre mucho más caliente que el tuyo, por cierto.

─ Bien, mi amigo imaginario gay, creo que eso hace alivianar un poci mi ofio hacia ti.

─ Soy un amor, admítelo ─ Sonrió con diversión.

─ ¿Y quién es el desafortunado? ─ Preguntó en broma mientras la Muerte se levantaba y se lanzaba a la cama junto a ella.

─ Un sexy cazador de sombras llamado Alexander ─ Suspiró.

─ Entonces no has estado ni en Costa Rica ni en Japón, estuviste con él ─ Lo codeó con diversión.

─ Tengo hijos a los cuales cuidar, honey.

─ Mierda, ¿también tienen hijos? Esto es una sorpresa, deberías presentarme como su tía ya que estarás pegado a mi como una lapa.

─ No es mala idea, honey ─ Rió la Muerte.

─ ¿Y qué es eso de cazador de sombras?

─ Cazan demonios.

Rió al verla palidecer.

─ ¿De... Demonios?

─ También existen los ángeles, los brujos, los arcángeles, Dios...

─ ¡Mierda! Justo en mi pecho ateo.

Magnus volvió a reír a carcajadas, luego se le unió la pelirroja. Fueron interrumpidos cuando la puerta volvió a ser tocada.

La chica se levantó y abrió la puerta a su padre.

─ ¿Sí?

─ El tal Jasper vino a buscarte ─ La miró entrecerrando sus ojos, Rose rió ─ No me da buena espina.

─ A ti nada te da buena espina, Tony.

Corrió a tonar sus cosas, se despidió con una sonrisa de Magnus y bajó las escaleras hasta encontrarse en la puerta con Jasper.

─ ¿Vamos?

Asintió con una sonrisa mientras se encaminaban a el auto y se iban de su hogar. Tan pronto escuchó que el auto se iba, miró a Magnus cruzándose de brazos.

─ ¿Qué haces aquí? ─ Interrogó.

─ Tranquilo, Castiel, Billie me asignó el caso de Lydia y lo tomé.

Tony, que su verdadero nombre era Castiel, reconoció el nombre de Billie como la Muertr suprema.

─ A Dean ni a Sam les va a agradar esto.

─ Tranquilo, angelito ─ Rió ─ Solo hago mi trabajo, ya hablé con tu novio y con su hermano.

─ Dean no es mi...

─ Nunca mencioné nombre ─ Guiñó su ojo desapareciendo.

El ángel miró el techo de la habitación con irritación y suspiró, ahora las cosas se complicaban más.

Alive había tenido una visión. Lo que James había echo tragar a Rose no era un localizador, era un veneno que la mataría en cuestión de tiempo y dejaría su sistema y cuerpo intacto. Ese era el plan de los Volturis, de James.

─ ¡No puedo creerles!

Estaba enojada, más que enojada. Caminaba de un lado a otro mientras maldecía a los Cullen de mil formas diferentes.

─ ¡Debieron decirme que un grupo sicótico de vampiros iban tras de mi! ¡Ya no es solo James y otros cinci vampiros, es el clan más grande de vampiros!

─ Rose... cálmate ─ Pidió Jasper levantándose para intentar calmarla pero ella se alejó.

─ ¡No me voy a calmar! ─ Gritó.

Bella exclamó cuando el cristal de un jarrón estalló. Todos se miraron con sorpresa, menos Rose, que seguía entre pánico y furia.

─ Heron invoco ─ Murmuró la pelirroja sintiendo todo el enojo dentro de ella.

─ Yo tú, rubia, me alejo un par de pasos de tu novia.

Todos miraron con sorpresa la aparición de la Parca.

─ Lydia, esta no eres tú ─ Se acercó a la chica.

─ Tienes que sacarme de aquí, Magnus ─ Pidió, sus manos temblando ─ Siento que voy a explotar en cualquier momento, tienes...

─ No puedo.

─ ¿Qué? ¿Por qué mierda no puedes? ─ Protestó, el enojo volviendo a llegar.

Un gran estruendo los sorprendió. La ventana se había roto, un déyà vu atacó a la mortal ante el recuerdo de aquella vez que tuvo una visión sobre el cristal rompiéndose. Había una piedra en el suelo.

─ Tú y Bella, quédense aquí ─ Ordenó Edward mientras los vampiros bajaban.

─ Me quedaré con ellas ─ Informó Alice.

Cuando todos estuvieron abajo lograron ver a James. Tres de él no habían un par de vampiros, habían decenas de ellos.

Miró a Magnus que la observaba sin su típica sonrisa divertida, estaba serio y eso la asustaba.

─ Voy a morir.

Los tres presentes en la sala la miraron con sorpresa.

─ ¿Qué? No morirás, no lo permitiré ─ Alice la tomó de su mano y le sonrió ─ Estarás bien.

─ No, voy a morir ─ Aseguró mirando a Magnus, este solo miraba la ventana ─ Este es mi destino, yo moriré.

banshee➨ j. haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora