No sabía qué hacer. Su pierna subía y bajaba dando toques en el suelo en un movimiento de nervios.
Ya había pasado dos semanas desde que Castiel y Magnus habían desaparecido. Estaba ansiosa y asustada, ellos no desaparecerían, mucho menos Magnus.
─ Para, Lydia ─ Protestó Emmett, quien jugaba a su lado con el Play Station ─ No me dejas concentrarme.
─ Me vale una maldita ver...
─ Lyds ─ La regañó Rosalie mirándola divertida, la pelirroja hizo puchero ─ ¿Qué sucede?
─ Magnus y Cass, ninguno aparece, estoy demasiado preocupada.
─ ¿No odiabas a Magnus? ─ Volvió a hablar el vampiro pelinegro sin apartar su mirada de el juego.
─ Le quiero demasiado, la verdad.
─ Jaspercito se pondrá celoso.
─ Cállate, imbécil ─ Lo codeó cruzándose de brazos después, el rubio mencionado que estaba sentado en el otro sillón la miró ─ No deberías sentir celos de Mag.
─ Ya incluso se tienen apodos ─ Continuó molestando Emmett ─ Y él siempre está con ella...
No lo iba a admitir en voz alta, pero Jasper sí había sentido una pequeña punzada cada vez que pensaba demasiado en ese tema.
─ Primero que nada, y esto va para los dos ─ Señaló a su novio y a el Cullen, Rosalie aún sonreía divertida.
─ No tienes...
─ Vi la duda en tu mirada, te conozco ─ Lo interrumpió la Martin ─ Nunca estaría con Magnus por lo más que lo quiera, en primer lugar está casado ─ Pasó su mirada a Emmett que enarcaba una ceja en su dirección pausando el juego ─ Con un hombre y tiene dos hijos, gracias.
Tampoco lo admitiría, se sentía aliviado.
─ Mira la gran sonrisa que puso tu novio ─ La codeó esta vez el Cullen con una sonrisa burlona, Jasper rodó los ojos y Lyds rió.
─ No puedo creer que desconfiaras de mi ─ Se cruzó de brazos sonriendo ligeramente.
─ Y aún estan tus salidas con los lobos ─ Recalcó Emmett ganándose una mala mirada de los otros tres inmortales.
─ Vamos a cazar algo, Em ─ Rosalie se levantó de su asiento, el nombrado protestó pero terminó siendo arrastrado por su esposa dejando así a ambos solos en la sala.
La antes Rose lo miraba expectante con una ceja enarcada, él evitaba mirarla sin saber cómo contestar.
─ ¿Jazz...?
─ No es nada, no le hagas caso, sabes como es Emmet ─ Intentó cambar el tema.
Lydia se levantó de su asiento y caminó hasta él así captando su atención. Tan pronto llegó hasta su novio colocó sus manos sobre sus hombros, él levantó su rostro para poder mirarla a los ojos con curiosidad.
Para su sorpresa, la mujer colocó sus rodillas a sus costados quedando sentada en su regazo. Sus rostros estaban casi a la misma altura a centímetros de distancia, sus manos entrelazadas tras su cuello.
─ Jasper... ─ Susurró mirándolo a los ojos ─ Ni Magnus, ni ninguno de los lobos jamás podrán igualar lo que siento por ti ─ Movió su mano hasta la pálida acariciándola ─ Necesito que seas sincero conmigo en este momento.
─ Solo... Solo me da miedo ─ Suspiró él ─ No te he querido decir nada de esto porque no quiero convertirme en Edward, no me has dado una razón para desconfiar de ti y, mereces estar con las personas que mereces y ser libre ─ Continuó ─ Es algo insignificante.
─ No lo es ─ Se apresuró en negar ─ Es comprensible, y agradezco que me hayas dejado mi espacio ─ Admitió ─ Jasper... te amo.
Tan pronto esas palabras salieron de sus lábios una sonrisa tiró de los de Jasper, sus manos sosteniéndola de sus caderas.
─ Te amo más que a nada, te amo más que a mi propia vida... y joder, estoy tan asustada porque lo que siento por ti es demasiado grande y jamás lo había sentido por nadie ─ Sus ojos se cristalizaron y una sonrisa se formó en sus lábios de igual forma ─ Te amo, Jasper, y no puedo esperar por ser tu esposa y pasar el resto de la eternidad juntos...
Fue callada por los lábios de Jasper contra los suyos. No tardó en seguirle el beso de forma desesperada, sus manos aferrándose con fuerza tras su cuello para profundizar el beso y las de Jasper presionándola más para pegar sus cuerpos.
Mientras se besaban, Lydia deslizó sus manos lentamente desde sus hombros por su pecho y bajando por su abdomen hasta el dobladillo de su camisa. Jasper no podía pensar con claridad ante la explosión de sentimientos dentro de él y los de la mujer en su regazo.
Gimió de forma ronca contra sus lábios al sentir sus cálidas manos contra su frío abdomen por debajo de su camiseta. Fue en ese momento que reaccionó al saber que si no la detenía en ese momento lo iba hacer perder la poca cordura que le quedaba desde el simple detalle de que ella se sentara en su regazo.
Se separó de sus lábios y sostuvo sus muñecas apartándo sus manos de él. La mujer respiraba agitadamente, sus lábios hinchados, lo miraba con curiosidad.
─ ¿Por qué paramos?
─ Temgo miedo de mi mismo ─ Confezó conectando su mirada con la de ella ─ Te puedo hacer daño.
─ Jasper, soy inmortal, me puedo romper la mano golpeando a Emmett y ni tan siquiera lo sentiría.
Sin poder evitarlo, rió ante las palabras de su compañera.
─ De todas formas, no quiero que nuestra primera vez juntos sea en el sillón de la sala ─ Ladeó su rostro divertido ─ Quiero que sea especial para ti, algo más...
─ ¿A la antigua? ─ Enarcó su ceja burlona ─ Creo que puedo con eso, aunque ese detalle solo hace que me quiera casar más rápido ─ Bromeó besándolo fugazmente, él rodó sus ojos sonriente.
─ Eres muy inpaciente.
─ Ya me conoces.
──────ミ𖤐₊˚. ──────
Este capítulo lo amé. Quería hacer desde hace mucho un capítulo de Jasper sentimental y de Lydia confesándole lo mucho que lo ama, espero que les haya gustado tanto como a mi.
Gracias a todos los que participan en el concurso, estará abierto hasta el 15.
Primer lugar ganará un personaje importante, segundo uno recurrente y tercero una aparición momentánea. Estoy tan emocionada por incluirlos a esta historia que quiero llorar.
Los que no tengan Instagram tan solo tienen que compartir la historia en sus perfiles y etiquetarme (daemás de seguirme y votar)
Los amo demasiado, merecen el mundo.
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banshee➨ j. hale
FanficEl misterio cubre todo el pueblo de Forks, en especial la familia de los Cullen. Eso Rosabelle lo pudo comprobar tan pronto entró a la cafetería y vió a la familia completa. Sabía que había un misterio tras los ojos dorados de el chico que tanto le...