I─ New Life

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I─ Nueva Vida

─ Ya te dije que puedo sola, Tony.

Seis años había pasado de orfanato en orfanato hasta que finalmente fue adoptada. Siempre tuvo miedo que su nueva familia fuera abusiva o peligrosa, no pudo estar más agradecida al conocer el que sería su nuevo padre.

Anthony Kings, la policía de Forks. Su esposa había muerto hacía muchos años atrás y jamás había tenido hijos. Era un hombre amable y cariñoso, eso lo había podido ver Rosabelle en los últimos cuatro meses que había pasado junto a él en Nueva York.

─ De ningún modo, es muy pesada para ti.

La chica lo siguió escaleras arriba mientras el mayor cargaba una gran maleta color marrón hasta la segunda puerta de el segundo nivel.

─ Y para ti, te romperás la espalda, viejito.

Él dejó la maleta en el suelo frente a la puerta y le dió una mala mirada, ella tuvo que morder su lábio para contener sus ganas de soltar una carcajada.

─ No utilices tus palabras en español contra mí, niña.

Patrick y Meredith eran los nombres de las personas que la cuidaron toda su vida y las personas que ella creía eran sus verdaderos padres. Ellos le enseñaron muchas cosas, gracias a ellos dominaba seis idiomas. El español siempre fue su idioma favorito.

─ No soy una niña, tengo dieciséis, casi diecisiete.

─ Y yo un anciano de cincuenta y tres, para mí eres una niña ─ Contestó el pelinegro canoso en forma de burla y abriendo la puerta.

El cabello de Rose era de un color sangre profundo, casi negro. Su piel contrastaba con su cabello que caía ondulado sobre sus hombros, tan pálida como la nieve. Sus ojos se cristalizaron al observar su habitación.

─ ¿Te gusta? No sabía como decorarla ni si te gustaría de esta forma...

─ Es perfecta ─ Lo interrumpió dándole un abrazo fuerte. Anthony sonrió y le devolvió el abrazo de forma paternal ─ Gracias, enserio, gracias.

─ No es nada, Rose ─ Contestó internamente feliz ─ Te dejaré para que te instales, estaré abajo preparando la cena.

─ Me parece perfecto, repito, gracias.

No se cansaba de agradecerle. Jamás se imaginó nuevamente en la calidez de un hogar, teniendo su propia habitación y sus propias cosas. Había pasado tantas cosas horribles en el orfanato que cualquier cosa le parecía hermosa en comparación.

Vació la gran maleta sobre su cama y comenzó a guardar la ropa en su armario y en algunos cajones. No tenía tanta ropa antes, su nuevo encargado la había llevado a comprar muchas cosas para su nueva vida.

No podía dejar de sonreír, después de tantas cosas había vuelto a ser feliz.

Cuando terminó de ordenar sus cosas, caminó hasta su ventana. Había un espacio frente a ella de pared donde podía sentarse, incluso tenía unas almohadas y colchones que hacía el espacio perfecto para admirar hacia afuera. Observó con impresión el bosque fuera de su habitación, y las gotas de agua deslizarse por el cristal. Quiso abrirla de forma impulsiva, pero terminó acallando sus deseos al saber que el agua se colaría a su habitación.

Bajó en cuanto Anthony la llamó anunciando que la cena estaba lista. Se rió al ver que el pollo se había quemado y que en su lugar había pedido pizza.

─ Para la próxima, yo cocinaré.

─ No creo que tengas mejores habilidades culinarias que yo, Rose ─ Bromeó llevando un trozo de pizza a su boca, ambos sentados en la mesa.

La mencionada rió.

─ Te apuesto un abrazo a que sí.

─ Entonces mañana cocinarás tú ─ Sonrió divertido ─ Será un largo día, ¿no crees?

─ ¿Mañana comienzo las clases? ─ Interrogó, intentando ocultar su emoción.

─ Así es ─ Hizo una pausa ─ Tengo entendido que tienes licencia.

─ Fuiste tú quien me llevó a sacarla, Tony, sí la tengo ─ Le recordó riéndose.

─ Ya estoy viejo, no me culpes ─ La acompañó con una carcajada ─ Te prestaré mi motocicleta solo para que vayas a la escuela, ¿bien?

─ ¡No puede ser, gracias, Anthony!

Se levantó de su asiento para abrazarlo y dejar un beso en su mejilla mientras él reía.

─ Y deberás usar casco y guantes todo el tiempo.

─ Está bien, hombre, que yo puedo ─ Sonrió volviendo a su asiento.

Cenaron entre risas y buenas conversaciones. La pelirroja jamás dejaría de estar agradecida con él por haberla adoptado, y con orgullo portaría su nombre de Rosabelle Kings.

banshee➨ j. haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora