banshee➨ j. hale

XIII─ The Voices...

XIII─ Las voces...

Estaba sentada en el suelo con su cabeza recostada de la ventana de la sala. Estaba en silencio con su mirada perdida.

Por otro lado, Edward estaba abrumado por todos los pensamientos de la chica. No tan solo se escuchaba ella, se escuchaban como muchos susurros en su cabeza, como si pensara muchas cosas a el mismo tiempo.

Lo que nadie sabía era los susurros que ella escuchaba. Eran tan bajos como un suspiro, pero tan presentes como el aire. Los escuchaba en su alrededor como si fueran voces lejanas y todas pedían lo mismo.

Descansar en paz.

─ Para, Rose ─ Protestó Edward frustrado captando la atención de toda la familia que estaban ahí.

Pero la muchacha no lo escuchó, estaba muy ocupada intentando entender en qué decían las voces. No las entendía, era tan bajo que le costaba.

─ ¿Qué sucede? ─ Preguntó Jasper confundido pasando su mirada a la mortal, todos la miraron.

─ Sus pensamientos son demasiados, y muy confusos ─ Respondió ─ Creo que iré a cazar ─ Se excusó levantándose de el sillón y corriendo afuera.

─ ¿Rose?

─ ¡Shh! ─ Levantó su mano para que el hombre guardara silencio. Se levantó de el suelo mirando la ventana y luego frunciendo su ceño.

Pasó su mano por el cristal, lo miraba con determinación, como si buscara algo.

Los vampiros se miraron entre ellos con sus ceños estaban fruncidos, confusos.

Ella dio un toque en el cristal y se sorprendió que se comenzó a estillar. Retrocedió dos pasos obseevando como la ventana entera comenzaba a estillarse y chilló cuando esta se rompió.

─ ¿Rose? ¡Rose! ─ La llamó Hale levantándose a ella y sosteniendo sus brazos con suavidad.

─ ¿Viste eso? ─ Preguntó confundida mirando con horror la ventana destruída ─ La ventana...

─ ¿Qué, Rose? ¿Qué sucedió con la ventana? ─ Preguntó extrañado.

La mujer lo miró con confusión y luego volvió a mirar la ventana.

─ Estaba rota ─ Aseguró viendo con sorpresa que nada había pasado ─ Te juro que...

─ ¿Por qué no la llevas a comer algo, Jaz? Necesita despejar su cabeza ─ Alice opinó observándola con preocupación.

─ Pero las voces...

─ ¿Voces? ─ Cuestionó Emmett con sorpresa.

La pelirroja se encogió de hombros con rostro de decepción.

─ Solo... olvídenlo ─ Murmuró por lo bajo ─ Vamos por la estúpida cena.

Compartió mirada con su familia. Todos estaban igual de confundidos y preocupados, incluso Rosalie.

La siguió hasta su auto, ella ya se encontraba en el asiento de pasajero en silencio. Miraba sus manos sobre su regazo mientras jugaba con sus dedos.

─ Rose, sabes que yo jamás te juzgaría ─ Aseguró el rubio ─ Sabes que te creo, y está bien que estes asustada, pero nos preocupamos por ti.

─ Lo sé ─ Contestó suspirando, lo miró y le regaló una pequeña sonrisa ─ Si adivinas lo que quiero juro estar feliz.

─ Eso es chantaje.

─ También lo sé.

Sonrió ante las palabras de la chica. Mordió su lábio mientras pensaba, gesto que le encantó a Rosabelle.