Veinticuatro:
Valentín.
— ¿M-me querés?—Preguntó Venus en voz baja, cerré más fuerte los ojos y suspire, separándome de su cuerpo, lento y casi sin ganas, me hacía mal esta situación, sentir que ella posta me quería.
Pero yo no sabía si confiarle otra vez mi corazón.
— No sé.—Dije volviendo a pensar en lo mal que estaba esto, en lo mal que me hacía ver a Venus después de todo y que me siga causando cosas, y no eran solo simples cosas, seguían siendo igual de fuerte o todavía más que antes.
Y si, la quería todavía, porque mi estúpido corazón no había dejado de quererla.
Era imposible.
— Esta bien, entiendo.—Dijo bajando la mirada, mordí mi labio cuando por sexta vez en la noche se me hizo un nudo en la garganta y traté de tragarme todas las palabras que tenía para decir.—Chau.—Susurró dándose vuelta para entrar a su casa.
Pero no podía dejar que todavía se me vaya, ya lo hice una vez, ahora tenía que abrazarla, y decirle llorando que no vuelva a hacerme mal, quería tirarme en su cama, abrazarla y dormir con esa sensación hermosa en mi pecho, saber que la tenía y que no se había ido.
Como la primera vez.
Pero por otro lado, recordar todo lo que sufrí y lloré sólo por no ser correspondido me hacía ser así.
No era su culpa, era mía por dejar que siempre pase lo mismo.
— Venus...—Susurré con mis manos sudando adentro de los bolsillos de mi campera, sentí la necesidad de esta vez no mostrarle todo lo que causaba en mi, esta vez no quería.
— ¿Qué?—Preguntó también en un susurro, dándose vuelta, mirándome con ojitos brillosos, y me sentí destrozado otra vez, tragué saliva y miré para otro lado.
La miré a los ojos, nos miramos fijo por unos minutos, quise decirle algo, pero en vez de hacerlo solo la quedé mirando como un boludo, pidiendo con la mirada que me deje pasar la noche con ella.
Aunque sea la última.
Sin decir nada, se acercó a mi y tomó mi mano, sin dejar de mirarme, me encargué de juntar nuestros dedos despacio, empezando a sentirme indefenso, parecía un nenito reencontrándose con su primer amor.
Y era algo similar, porque seguía siendo la chica que me volvía loco, a pesar de todo.
— Entra, por favor.—Pidió, con sus ojitos verdes, la nariz colorada y sus mejillas también rojas, por las lágrimas que estuvo largando, y quise pedirle perdón, porque la hice llorar y la traté mal.
Pero a la vez algo me decía que no que me iba a hacer sufrir otra vez y todo iba a ser como antes.
Entonces la seguí, entré a su casa, tratando de mirarla en la oscuridad, la seguí por las escaleras mirando nuestras manos, queriendo llorar por ser tan vulnerable a ella. Entramos a su pieza y yo mordí mi labio nervioso, no prendió ni la luz.
Se empezó a sacar la ropa sin importarle que yo la mirará así, con el corazón acelerado y mis ojos fijos en su espalda, y muy adentro sentía esa timidez de verla casi desnudo en frente mio. Tragué saliva y me di vuelta sacandome la ropa también, dejé todo en una esquinita y me giré para verla.

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Fanfiction❝¿Sabías que podes tener ocho tipos de orgasmos?❞ · Queda totalmente prohibida la copia completa o parcial de esta novela, todos los derechos reservados.