Veintiséis.

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Capítulo veintiséis:

Venus.               31 de diciembre 01:01 p.m.

Rasque mis brazos nerviosa, miré la hora en mi celular y suspire mirando las estrellas, estaba en el lugar que supuestamente nos íbamos a encontrar con Valentín, pero hace medía hora estoy acá y tenía miedo de que me esto sea una especie de venganza de Valentín.

Moví mi cabeza y dejé de pensar en todo eso, estaba hablando de Valentín, el chico mas dulce y tierno que conocí, o bueno, hasta lo que sabía nunca sería capaz de hacerme eso.

Pero...

No, nunca, él no me iba a dejar plantada, me senté en el pasto y pasé mis manos por mis piernas, estaba con un pantalón corto engomado y un top rojo, no era por Valentín, claro que no, nunca... bueno si.

Suspire largo y prendí la pantalla de mi celular, ya había pasado una hora más y seguía esperandolo, un mensaje, una llamada, algo.

Pero pasaron diez minutos.

Veinte.

Treinta.

Una hora más.

Y ya estaba con el corazón en mis manos roto, un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos, prendí mi celular una última vez y me fijé de que no tuviera un mensaje de él, pero nada. Me paré del pasto, limpié mis lágrimas con angustia y miré para los dos lados para ver si aparecía por alguna esquina, pero no. Incluso conté cinco minutos teniendo una ilusión de que aparezca.

Pero no, y entonces me fui, llorando otra vez como una estúpida, largando sollozos mientras seguía viendo los fuegos artificiales explotar en la noche, caminé despacio, apretando mis manos intentando que el dolor que sentía en el pecho y en el corazón, vaya a otra parte.

Llegué a mi casa y abrí la puerta, caminando a mi piezas sin ganas, me saqué toda la ropa que me había puesto para Valentín y me puse el pijama, limpié mis lágrimas y me acosté en la cama, empezando a mojar la almohada otra vez, mientras sollozaba.

Se suponía que año nuevo era para tener un nuevo comienzo, para empezar de nuevo, pero no, ahí estaba yo, llorando y sintiéndome una tonta, con el corazón roto y un nudo grande en mi garganta, casi sin poder respirar y triste por todo lo que me pasaba, sé que le había hecho mal a Valentín, pero ¿Llegar a este punto? ¿Hacerme llorar a propósito y darme ilusiones falsas? Tal vez eso es lo que me había hecho yo.

Cerré mis ojos abrazando una almohada y di un suspiro profundo.

Todo estaba mal, mi vida parecía caer en picada y el karma parecía estar actuando por haber roto a una persona tan pura como Valentín, sin querer lo hice, pero igual, la vida era así, odiaba la vida.

Y dejé de pensar cuando tres golpes se escucharon en la ventana de mi pieza, salí de la cama con el corazón latiendo rápido por el susto y viendo la silueta que había a través de esta. Corrí lentamente la cortina.

Entonces lloré un poco más cuando los ojos azules de Valentín me miraron, limpié rápido mis lágrimas y antes de abrirla, escuché el crujido de una rama.

Y segundos después, Valentín tirado de espaldas en el piso.

— ¡Valentín!—Grité, corrí por toda la casa hasta el patio trasero y me arrodille en el pasto cuando llegué a él, lo sacudí preocupada y con el corazón en la boca.—No no no no, Valen, Valentín estúpido de mierda ¿Qué hacías ahí? Hijo de puta.—Hablé empezando a insultar cuando no reaccionó.

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