Treinta.

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Treinta:

Venus.

Ese mismo día a la noche se largó a llover con todo, una tormenta golpeaba todas las casas y el techo sonaba cuando las gotas de lluvia caían sin parar, corría viento, mucho, y yo ya estaba completamente aburrida en mi cumpleaños. Las amigas de mi mamá se habían ido por suerte, y tengo que admitir, me dolió un poco el hecho de ver a la mamá de Valentín en mi casa, y no a él.

Repetí en mi mente lo que siempre me decía, que todo ahora estaba muy bien y no tenía que pensar en el mismo chico toda la vida, aunque eso implicaba olvidarme de todos los momentos lindos que pasé con él. Di vueltas en mi ex cama, que todavía seguía siendo mi cama a pesar de que me había mudado, y me tape hasta los oídos. Mi mamá se había ido a la casa de una "amiga", creo que la lesbiana es ella.

Cerré los ojos dispuesta a dormir con el ruido de la lluvia, di algunas vueltas sin sentido en mi cama y suspire, a veces me sentía sola, esa soledad de querer estar con cierta persona de ojos azules, abrazados ahora, justo a mitad de la noche, que me de calor y sentir su piel suave abrazando mi cuerpo, y mi mente no dejaba de pensar en como estaría ahora si las cosas hubiesen salido bien.

Abrí los ojos mirando al techo cuando mi celular empezó a sonar con tonos de mensajes y busqué rápido mi celular, entré a whatsapp mirando con cara de no entender nada al ver un número desconocido en mi chat.

+54 9 218 776-2419

«estas en tu casa Venus?»

Mentiría si digo que no me cagué hasta las patas, no quería que de repente mi cumpleaños se vuelva una película de miedo, encima justo estaba lloviendo y yo era la mas trola con estas cosas, lo dejé un rato en visto, su foto no aparecía y tampoco tenía mucha información en su perfil.

Pero algo adentro mio me dijo, respondé nos seas cagona, pero no le di importancia, apagué la pantalla y lo guardé abajo de mi almohada, cerrando los ojos otra vez.

— Pero la puta madre.—Solté enojada cuando más mensajes me llegaron, volví a agarrar el celular prendiéndolo otra vez.

+ 54 9 218776-2419

«quería ir a verte, si queres»

«soy Valentín»

«me gustaría verte»

Me puse pálida al ver su nombre, solté el celular y se me cayó en la cara, directo en la nariz, el dolor que sentí no era nada comparado con los nervios del momento, me quedé estática, ¿Y ahora que hacía? ¿Le respondía que si? ¿Caía otra vez ante él? ¿Cómo mierda podía controlar otra vez mis sentimientos? Quise llorar, pero no de tristeza, era felicidad mezclada con nerviosismo y susto.

Me llegaban a temblar las manos.

Decile que sí.

Y no fue mi cabeza quien dijo eso, fue mi corazón, por lo rápido que latía con unos simples mensajes.

«hola Valen, no estoy en mi departamento»

«estoy en la casa de mi mamá»

«yo te espero»

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