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Veintiuno.

Veintiuno:

Venus.                                   Maratón 3|3

Me puse la capucha de mi campera y guardé mis manos en los bolsillos, hacía frío, y mucho más a las dos y media de la madrugada, cerré los ojos un ratito y pensé en que tan mala idea era estar sola en medio de una esquina, esperando a que Valentín se escapé de su casa para poder hablar con él, largue un suspiro de frustración y me negué a tener cualquier pensamiento negativo en la cabeza.

Ni siquiera sabía si él quería hablar conmigo.

Claro que no quería hablar conmigo.

Mordí mi labio ansiosa cuando vi que cruzó la esquina de su casa, con una campera negra grande y la capucha puesta, venía fumando algo y yo traté de no dejarme llevar por mi pensamiento de que Valentín se veía tan hermoso haciendo esa simple acción como lo es fumar.

Me pegué al paredón de la vecina y largue un suspiro mirándolo caminar para mi lado, aunque ni siquiera se dio cuenta de que estaba acá parada. Pasó por al lado mio sin mirarme, ni siquiera se dio cuenta de mi presencia, tragué saliva y largue un suspiro para calmarme.

— Que lindo es escaparse ¿No?—Dije antes de que se vaya, pegó un salto y se le cayó el celular, sonreí un poco y cuándo se dio vuelta lo miré a los ojos.—Hola.—Susurré largando un suspiro, me miró con el ceño fruncido de arriba a abajo, y sin decir nada, alzó su celular del piso y lo guardó en su bolsillo empezando a caminar.

Cerré los ojos un rato intentando que no me duela que me haya ignorado y lo seguí, empezando a caminar a su lado, siguió fumando lo que tenía y sin prestarme atención.

— Eu Valen, tenemos que hablar.—Hablé mirándolo, sujete su brazo para que no siga caminando y lo di vuelta, miró el piso y después mis ojos.

Y sentí que me faltó el aire cuando sus ojos azules cristalinos hicieron contacto con los mios, mi cuerpo se revolucionó, todo el testamento que había pensado en decirle desapareció de mi cabeza con solo su estúpida mirada.

Su mirada que me tenía loca.

— Volvé a casa Venus, es tarde para que andes sola.—Dijo mirando para arriba, y no me di cuenta de cuanto había extrañado su voz hasta que la escuché.

Y mierda, su voz también me volvía loca.

— No estoy sola, estoy con vos, ¿Qué no ves?—Dije levantando una ceja, largó un suspiro y negó con la cabeza, no sabía si quedarme o irme por la forma en la que me trataba, me dolía conocer a Valentín, saber lo lindo y tierno que era conmigo y que ahora me esté tratando de esa forma.

— Yo me voy, Venus, no estas conmigo.

— Valen, quiero hablar, ¿Podemos hablar? Tenemos que hablar.—Dije empezando a sentirme nerviosa, me miró otra vez a los ojos y después de un rato bajó su mirada negando con la cabeza, y fue muy difícil que me este negando a toda costa, abrí la boca para rogarle otra vez, pero sabía que me iba a decir que no.—¡Creo que estoy embarazada!—Solté.

No sé ni de dónde vino eso, pero cuando vi sus ojos y su cara pálida, me arrepentí totalmente, mordí mi labio tapando mi cara con mis manos y suspire frustrada, soy una pelotuda, me voy a morir sola.