Treinta y cuatro:
Venus. Maratón 2|3
No sé que fue más rápido, si mi corazón trizado o las miles de confusiones que tenía en mi cabeza, el pelo de Valentín hacía picar mi nariz, y me ardían los ojos de tanto aguantar el estornudo, o el llanto, no sabía que porquería era esta, esta especie de amor y autodestrucción que sentía en este momento me hacía vibrar el pecho.
Porque había que ser muy pelotuda como para no darse cuenta, una sola semana tardé en descubrirlo, y estaba mal, muy mal, él estaba mal... su manera con la que jugaba a esto era muy complicada, y yo no paraba de preguntarme en dónde mierda había quedado el Valentín puro, hermoso, lleno de sentimientos maravillosos, qué carajos había pasado con él.
Mi mente daba vueltas y vueltas al asunto, ya me dolía la cabeza y los ojos de tanto retenerme el llanto.
Me di cuenta que siempre que aparecía Valentín todo era un caos.
Y no sabía como parar esto.
Ahora se encontraba dormido en mi pecho, abrazando mi cintura y respirando pausadamente, las puntas de su pelo hacían cosquillas en mi nariz, y es que no entendía.
Así dormido, se veía como un mar de calma, lleno de sentimientos buenos y puros, como el sol que fue y sigue siendo muy en el fondo Valentín.
Pero solo se veía, no era.
Su celular sonó, un mensaje había llegado, y cerré los ojos con fuerza, sabía de quién era, sabía lo que ese mensaje podría llegar a decir, y sabía la contestación de Valentín.
Sabía todo.
Se movió lentamente sobre mi pecho, largando un quejido, lo miré callada, viendo como abría sus ojos lentamente, dejándome ver un azul completamente claro, se quedó un rato así, empezando a acariciar mi cadera con sus dedos, y me sentí débil, porque sus caricias se sentían reales pero sabía que no lo eran.
— No dormiste.—Escuché su voz ronca, mi piel se erizo, y él lo notó, levantó un poco mi remera hasta dejarla a la vista mi abdomen y se acostó ahí, empezando a pasar su dedo índice desde abajo de mi ombligo hasta mi vientre y volviendo a subir.—Me dijiste que íbamos a dormir.—Susurró despacio.
Cerré fuerte los ojos y apreté mis labios en una fina línea, mi pecho dio una punzada y a la vez mi cuerpo tembló al sentir un beso húmedo en mi abdomen.
— No pude.
— ¿Por?—Susurró saliendo de mi panza, acomodó mi remera y fue trepando hasta llegar a mi cara, sonrió tomando mis mejillas y empezó a acariciarme delicadamente.
Y lo único que podía pensar en ese momento es creer que era real, sus caricias, los besos que me daba en la punta de la nariz, su tacto... y al entender que no, un nudo apareció.
— N-no sé, decime vos Valentín... no entiendo porque haces esto, q-que querés hacer conmigo.—Hablé con la vista borrosa, su sonrisa se borró y mis manos fueron a sus mejillas para agarrarlas con fuerza y hacer que bajé hasta mi cara.—Porque te juro que me estás haciendo mierda Valentín.—Y lo saqué de arriba mio.
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Fanfiction❝¿Sabías que podes tener ocho tipos de orgasmos?❞ · Queda totalmente prohibida la copia completa o parcial de esta novela, todos los derechos reservados.