Capítulo 18
—¿Fanny?— Dijo suspensa.—¿Sí?
—¿No crees que ya es algo tarde?— Cuestionó Sadie. La del cabello púrpura, seguía en la habitación que la pelirroja compartía con la rubia.
—¡Demonios!— Exclamó Stefany
—Ya son las 9:30 pm... Creo que alguien ya se ganó un fuerte castigo— La pelirroja entonó jugando
—¡Qué graciosa!— puso los ojos en blanco —Él no será capaz de ponerme una mano encima— Fanny lo dudó por un segundo —¿O sí?
—¡JAJAJA! Estoy segura de que no la pondrá en un lugar que no le corresponda... Ya ve a dormir, después me cuentas como te fue ¡JAJAJA!— Sadie recibió un golpe repentino de parte de un viejo cojín —¡Auch! ¡Hey eso dolió!— Su mano automáticamente se dirigió a su frente, zona en la cual Stefany le dió el almohadazo.
—Ya deja de correrme. No quiero ni imaginar cómo será dormir con él— Mencionó
—Fanny estás exagerando, sus camas son individuales, no dormirán totalmente juntos. Y a lo anterior tienes razón, él no te pondrá una mano encima, bueno, no en dónde tú no quieras
—¡Ya cállate Sads!
—Puedes estar en contacto conmigo, te prometo estar despierta para tener una conversación contigo por WhatsApp— Ofreció la pelirroja como buena samaritana.
—¡Sí claro! En realidad no entiendo cómo es tu ciclo nocturno, te acuestas un segundo y de la nada ya estás dormida— Reclamó Fanny
—Eso no es cierto— Negó Sadie.
—¡Sabes que es verdad!
—Solo un poco, si fuera así, no estuviera platicando contigo en este momento— Cosa cierta y sorprendente, la pelirroja estaba tirada en una de las camas y aún no caía en sueño.
[...]
Los minutos avanzaron a su debido tiempo y lamentablemente no podía detenerlos. Con voluntad o en ausencia de la misma, Stefany tenía que enfrentar la situación. Entre queriendo y no queriendo, ingresó a su habitación asignada. Abrió la puerta y una recámara insustancial se hizo visible.
—La rara no se pudo haber conseguido un hotel más expectacular— Se dijo a sí misma
No había mucho que criticar. Además de las paredes grises, las dos camas individuales separadas por una mesita de noche, eran las únicas que decoraban el espacio.
El pelinegro no estaba, pero alcanzó a escuchar el sonido del agua de la regadera en el piso, era obvio que Finn estaba tomando una ducha.
Sin mover las sábanas, se acostó en la cama que tenía su maleta a un lado, cerró los ojos y entró en tranquilidad, pero volvió sentarse al escuchar que la puerta del baño se abría.
Finn salió del pequeño espacio de higiene con el cabello mojado, sus rizos definidos se le pegaban a la frente y la ropa que traía puesta no era precisamente para dormir.
—Yo... Te esperé por horas, habrá una reunión de chicos en la habitación de Chosen ¿Quieres ir conmigo?— Preguntó
—¡Qué divertido! ¿Acaso me viste con cara de testosterona?
—En una forma dulce te avisé que tenemos que asistir a esa reunión— Así era Finn, siempre sería así.
—¿Cuándo entenderás que no soy una maldita bolsa de basura? Y deja de pensar que siempre estaré a tu disposición. Yo tengo mis propias necesidades, ya es tarde y tengo sueño— Fanny fingió bostezar