Extra doce:
El cielo estrellado y las leves ráfagas de viento fresco, le aclimataban la temperatura a la noche en la isla. Con la intención de profundizar e incluso reavivar el aspecto del viaje de graduación, los egresados en conjunto, organizaron un acontecimiento singular, que bien podía definirse como una: fiesta nocturna en la fogata. Todos esperaban un turno junto al montón de fuego para compartir sus anécdotas espeluznantes. La noche terminó convirtiéndose en el tiempo perfecto para sacar las vergonzosas verdades de los demás a la luz.
Quince minutos después de que el evento fue inagurado, Stefany se rindió a los pies de tan exaustante aburrimiento y por décima vez, se acurrucó en los brazos de su novio. No comprendía ni la mitad de las temáticas que iban tomando lugar y eso la ponía de mal genio.
—¿Estás aburrida?— Preguntó Finn, aunque la respuesta se expresaba por sí sola.
—¡No! ¡Claro que no!— Exclamó irónica —¿Por qué razón estaría aburrida? ¡Este intercambio de palabras es asombrosamente divertido! ¡Por nada en el mundo cambiaría este momento!... ¿Sabés algo? Esos imbéciles nunca habían abierto la boca y desde que lo hicieron no han dejado de hablar sobre orgasmos... Jamás me había visto en la obligación de fingir que entiendo toda su habladuría, pero por desgracia eso no remediará mi situación...— Por poco y se ocasionaba una explosión de neuronas. Su impaciencia transmitía ternura, lo que provocaba que Finn riera.
—Ven conmigo, tengo una idea— Sin alterar la burbuja de entretenimiento en la que estaban sometidos los demás, se levantó del suelo y entrelazó sus dedos con los de su chica para irse junto con ella de ahí.
[...]
A simple vista, la imágen de la isla era perfecta: el fondo del cielo, el resplandor de las estrellas, la exuberante vitalidad de la vegetación, la belleza de la luna, la textura arenosa del suelo, el movimiento de las olas del océano... En particular, la jóven pareja que corría y se divertía entre la naturaleza de la playa.En realidad Finn & Stefany no solo eran novios, de hecho, a veces ni novios parecían. Su relación estaba basada en la complejidad de una hermosa amistad; es decir, ahí existía una conexión especial. Ellos eran como dos energías opuestas. Exactamente, juntos formaban el resultado de dos personalidades que fueron diseñadas para complementarse. Se reflejaban como dos almas de características distintas, cada una poseía el conocimiento de la otra y al mismo tiempo, se atraían entre sí. Dos entidades de diferentes naturalezas, que en compañía de la otra hacían posible la aceptación de la realidad, la diversidad del amor y la confianza de caminar hacia la felicidad.
—¿Te encuentras mejor?— Movió su mirada hacia su lado superior, llevaba a Stefany montada en su espalda y necesitaba mirarla a los ojos. Caminaban... bueno, solo él caminaba sin rumbo.
—Me siento mejor cuando estoy contigo— Murmuró la chica
“¿Cómo le dices a tu novio que tus sentimientos hacia él, están tomando una dirección distinta, como si de pronto ya fueras más madura? ¿De qué forma le explicas que estás lista para interactuar íntimamente con él?”... Y sin olvidar la duda del millón: “¿Él sentirá lo mismo?”
Los pensamientos iban y volvían, manipulados por una inseguridad veloz y tormentosa.
“¿Cómo le dices a tu novia que ella es especial para tí? ¿Cómo le dejas claro que tu cariño es desinteresado y que no la quieres solo para saciar tus necesidades humanas? ¿En que momento puedes decirle 'te amo'?”