Capítulo 22
Pronto los labios de Finn le pidieron permiso para entrar... Y ella... Ella aceptó el desafío.
Inconscientemente dejaron de bailar, si es que en algún momento llegaron a hacerlo. Solo disfrutaban de la plenitud y el privilegio de estar juntos. Dentro de una metáfora, tenían el resto de la pista de baile a su total disposición.
En el pasado el destino les otorgó una experiencia similar, reflejada como las fantasías de un sueño, un maravilloso sueño que despertó el afán a las órdenes de una curiosidad compartida. Finalmente podían reconocer que su ubicación estaba bastante lejos de la realidad. No estaban besándose con esa fiebre apasionada y pecadora. Estaban besándose con algo mucho mejor.
Aquel vínculo permaneció construído... Ellos succionando la dulce esencia del otro, disfrutándose a profundidad entre cálidas y bohemias caricias, extraviando la cordura en cada fragmento de sus labios, al borde de un erótico sentimiento desorientado. El más increíble detalle estaba presente en la guerra que había dentro de tan emotiva conexión. Los dos distribuyendo apasionadamente los movimientos de sus miembros gustativos como víctimas de un frenesí ocasionado por el mismo deseo.
Ella era un enigma en casi todos los sentidos, pero él conocía sus propias habilidades... La sensualidad de su vehemente estratégia, le permitió adquirir el control de aquella complexión femenina. Su voracidad masculina, se impregnó en el labio inferior de Stefany. Ante la eufórica sensación, continuó jugando en el auténtico y adictivo sabor de sus labios, mientras que incrementaba su fuerza, cada vez que sus manos la envolvían. Fanny no sentía dolor alguno, únicamente se inundaba de satisfacción.
Los segundos perfectos no son eternos. Se terminaron separando debido a la necesidad de recuperar el aire perdido, y de paso, atenuar su condición cardíaca, ya que sus corazones palpitaban a un solo ritmo acelerado.
Finn no lo resistió por mucho tiempo y como todo un drogadicto a su droga... Sus brazos cautelosos recorrieron las caderas de Stefany, ejerció su dominio y la condenó hacia él una vez más, con la intención de no soltarla jamás y así continuar en su deliciosa aventura.
La del cabello púrpura cayó en cuenta de que seguían en el centro del baile y de que estaban rodeados de gente, a pesar de que nadie les prestaba atención. Entonces, en la primer oportunidad que tuvo, se alejó de Finn y de sus adictivos atributos.
—... ¿Qué pasa?— Susurró el pelinegro, utilizando el lado sensual de su voz. Finn moría por incorporase, quería volver a perderse entre los dulces labios de la chica.
—Lo siento... Y-Yo no puedo— Salió corriendo sin dar otra explicación, dejando a Finn con una expresión de: ¿Tan mal beso?
[...]
—¡Demonios Stefany! ¡Solo esto te faltaba!Estando sola y muy lejos de lo ocurrido, comenzó a regañarse
—¡No! ¡No! ¡No! ¡Todo fue culpa de Finn! ¡Él no tenía que besarme!... ¡Dios! ¿Por qué insiste en poner mi mundo de cabeza?— Se seguía cuestionando, sabiendo que el viento no le soplaria las respuestas —Pero... ¡Sus labios!– Argumentó y después tocó sus labios. Junto a ese roce regresaron las emociones, cerró los ojos e imaginó que aún era presa de los besos de Finn —¡Ay no Stefany! ¡No puedes seguir así! ¡Irás a la habitación de Sadie, le contarás la estupidez que hiciste, te dejará dormir con ella y mañana olvidarás que está locura pasó!