Capítulo 23:
La luna brillante se asomaba por el cristal de la ventana en el pasillo de cierta habitación...Stefany hacía un gran esfuerzo para dar su opinión sobre un caso X. ¿Por qué no podía hablar? Muy simple, por la culpa del pelinegro, o más bien, porque los labios del pelinegro no la dejaban.
—De verdad...— La besó —No pu...— La besó otra vez —Pue...— Y sí ¿Por qué no?... Finn se inclinó para continuar dando sutiles roces en los labios la chica —¡FINN!— Por esta vez no se dejó ganar y gritó. No estaba molesta con él, pero odiaba la impotencia que sentía al momento de hablar.
—¿Qué?— Le contestó con esa actitud de "Nada de lo que digas me importa" que de parte suya, le encantaba.
—¿Si no es mucha molestia podrías dejar de besarme y dejarme hablar?— Cuestionó en un tono bajo de sarcasmo
—Sí, técnicamente sí podría... pero no quiero— Finn levemente se encogió de hombros y siguió probando del dulce sabor que poseían los labios de Stefany.
—¡Finn hablo en serio!— Ella se separó
—¿Qué no te gusta?— Habló juguetón
—No— negó la chica —No me gusta que me interrumpas cuando estoy hablando
—Estoy diciéndote de una manera linda que puedes ocupar los labios para hacer mejores cosas en lugar de estar quejándote del mundo— Finn sonrío, le gustaba provocarla.
—No me estaba quejándo del mundo
—¡Por supuesto! Se escucha creíble. Te pasas los días quejándote de todo— Afirmó
—No
—¿A no? ¿Entonces de que hablabas?
Stefany se quedó callada, definitivamente se estaba quejando de algo y no recordaba de que... Ya que no era tan importante
—Idiota
—Idiota pero tuyo
En cuanto Stefany se descuidó un poco Finn la tomó en brazos y se metió con todo y ella a la habitación... No hace falta describir lo que pasó ahí dentro
[...]
Por la mañana Stefany llegó hacia el restaurante del hotel. No fue necesario que hiciera una búsqueda visual para encontrar a la pelirroja. Pronto sintió que unos brazos la jalaban y la conducían a través del restaurante con ansiedad
—¡Quiero saber que ocurrió y todo con sus respectivos detalles! ¿Dime cómo lo hizo? ¿Te dolió? ¿Fue salvaje o sublime?...— Sadie hacía pregunta tras pregunta. Sus dudas eran tan extrañas
—¿De qué estamos hablando?— Stefany frunció el ceño
—¡Agh! ¡Me refiero al sexo Fanny! ¡El sexo!— Soltó Sadie con normalidad
—Solo nos besamos— Confesó
—¡Sí como no!— Expresó irónica —... Ve cuéntale esos cuentos de hadas a tu madre— La pelirroja entrecerró los ojos y le lanzó su mirada acusadora
—¡Okay!... Nos besamos unas cuantas veces más, pero solo eso.
—¡Bien! No me dejaste convencida pero me conformo ¡Ay Dios, soy mejor que cupido!— Añadió Sadie egocéntrica
—¡Basta! Tal vez tenías un poco de razón— Admitió
—Pero dime: ¿Él condenado besa rico?— La palabra pervertida sobró en esa oración.