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Capítulo 20


Finn salió disparado, en dirección a la habitación en donde Lilia dormía. Golpeó la puerta una y otra vez, hasta que le dolieron los puños, no por la cantidad de toques sino por la fuerza que ejerció en cada golpe. Se desesperó porqué nadie le respondía y acabó abriendo la puerta por si mismo. No había ningún rastro de Lilia en la pieza, luego pensó que ella debería estar junto a Emily divirtiéndose en algún lugar.

Recorrió el turístico hotel en sobrepoblación y después se enfureció consigo mismo, pues no encontró ningúna pista de las rubias, lo que no tomaba en cuenta era que su cabeza estaba demasiado pérdida como para trabajar a la normalidad.

Todo continuó hasta que una mesa se ganó su atención. En realidad no fueron los encantos del mueble; lo que atrajo a su mente fue la pálida cabellera que estaba encima como banquete y las personas gritando: ¡Fondo, Fondo, Fondo!. Desde el inicio supo que se trataba de Emily rompiendo un récord tomando una cerveza, puesto que la cabellera que veía era de un tono rubio tirándole a blanco, en cambió la de Lilia era más amarillenta.

—¡Emily! ¿Qué diablos haces?— Dijo en cuanto la chica salió de su propio show. Ese no era el tono con el que normalmente hablaba con Emily, pero en el momento era lo que menos le importaba.

—¡Oye! Bájale dos rayitas a tu tono "Don Juan"

—¿En dónde está Lilia? ¿Por qué no está contigo?— Preguntó el pelinegro e ignoró lo último que salió de la boca de la chica

—Está en la recámara, no está conmigo porque no pienso estar igual de aburrida que ella— Levantó los hombros

—Vengo de allá y no está ahí, nescesito hablar con ella

—¡A sus órdenes patrón!— Expresó irritada —Permíteme un momento, en lo que encuentro mi varita mágica para hacerla aparecer frente a tí... No seas exagerado, tal vez Lilia está consiguiendo la atención que tú nunca le brindas— Emily sintió una rara satisfacción al reprocharle eso. 

Finn no era grato de la amistad de Emily y viceversa. No eran enemigos a muerte pero desde su punto de vista individual, la presencia del otro era como el fuego, quemaba como el fuego.

El pelinegro suspiro frustrado y se dió la vuelta para escapar de aquella mortificación, pero su cabeza reaccionó con más rapidez y se detuvo antes de dar el primer paso. Lilia y Emily eran mejores amigas, se suponía que no había secretos entre ellas.

—Emily... No me soportas, no te soporto, pero necesito saber ¿Qué es esto?— Le enseñó los documentos que portaba en las manos.

—Es un sobre...— Contestó obvia. Cuando reconoció las siglas de la clínica secreta de su amiga en el papel, las pupilas de sus ojos se nublaron e indicaron que algo no estaba bien. Ni con demencia podría olvidar ese folder — No sé de que hablas

—Puedo sentir tus nervios, no fueran tan notorios si no estuvieras mintiendo

Sin dejar que los murmullos y pensamientos de la gente se interpusieran, Finn tomó las muñecas de la rubia y camino con ella hasta una mesa solitaria.

—¿Qué ganas haciendo esto?— Ella tenía la viva certeza de que pronto se llegaría el día en el que ambas tendrían que afrontar los acontecimientos pasados. Ahora que tenía la situación de frente no sabía que hacer

—Esto estaba tirado en la puerta de mi habitación— Él le contó la versión que Fanny le hizo creer y también la excluyó de su anécdota, de alguna forma tenía que protegerla.

—¿Lilia puso eso ahí?— Agregó sorprendida. La respuesta ante su pregunta fue obvia, al menos para ella, su amiga era la única que poseía esos documentos. "Tal vez un ángel bajó del cielo e iluminó a Lilia... No, imposible"

"El Niñero" «Finn Wolfhard»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora