Capítulo 15:
Stefany caminó paulatinamente hacia la habitación de lavado, con una pequeña cesta de ropa sucia. Cuando terminó con la primer carga de limpieza, el lavarropas se volvió a llenar de agua, cerró la tapa y presionó el botón de encendido, pero la máquina no funcionó al instante, ya qué se había olvidado de colocar el líquido suavizante.
En la pared; exactamente en la parte superior al artefacto de lavar, había una repisa de madera, en donde se encontraba la sustancia aromática. La botella estaba situada hasta el fondo de la tabla y por más que se estiró, no logró alcanzarla.
—¡Agh! ¡Charlie, te he dicho más de mil veces que no me pongas las cosas hasta allá!— Bufó molesta
No se dió por vencida y continúo en busca de su objetivo, pero todas sus intenciones finalizaron en el mismo fracaso. Se estremeció, cuando una mano varonil se posó en la tapadera de la lavadora, luego un brazo sin hacer el mínimo esfuerzo, alcanzó ese envase por el que tanto luchó.
—¿Alguna vez pensaste en crecer?... Quiero decir, al menos de estatura, porque mentalmente ya me quedó claro que no— Pronunció la voz del pelinegro. Stefany en verdad detestaba cuando Finn se ponía en modo seductor irritante. Le arrebató el suavizante de las manos, no sin desintegrarlo con la mirada.
—¡JA JA JA!... Mi estatura es promedio, tú eres el que parece un maldito poste de luz
—Sí claro, tu estatura es promedio de una pulga— Sonrío divertido
—¿No tienes nada mejor que hacer, en lugar de estar incomodando a las personas?— Preguntó la chica. Luego de echar andar la lavadora nuevamente, se sentó en mueble acolchonado que se usaba para doblar y planchar la ropa.
—Ahora que lo pienso... ¡No!... ¿Por qué lo preguntas? ¿A caso mi presencia te pone nerviosa?— Finn se le acercó de una forma una sigilosa pero a la vez peligrosa, se posicionó entre sus dos piernas y la condenó en la funda del mueble.
—¿Tú a mí? ¡Ni en tus sueños!— Jamás le diría que sí, sin importar que desde lejos se veía con claridad que estaba más que nerviosa. Ella sabía que estaba presenciando uno de los arranques de locura, con los que Finn la hacía enojar.
Stefany abandonó el cálculo del tiempo. Lo demás, sucedió por medio de una velocidad extraordinaria. De un segundo a otro, la atractiva y compulsiva boca de Finn, ya se encontraba devorando la suya. El delirio la envolvió y su sensatez desapareció en cada partícula de aquellos labios ardientes, tan esplendoroso fue el impacto, que le resultó imposible no seguir el ritmo de tan fugaz e impetuoso beso. Con tan poquito, aquél ladrón empedernido se convirtió en su droga favorita.
Los demandantes movimientos de sus labios, eran producidos por la sobredosis de una vehemencia profunda y constante. Ella abrió el paso y después percibió la desordenada fiereza, en la introducción gloriosa de aquél miembro carnoso, que apasionadamente recorría cada rincón de su cavidad oral, dando inicio a una explosión de lujuria.
Finn experimentó un desbalance de sensaciones, desde las más consisas hasta las más ambiguas... Últimamente siempre se le venían repentinos deseos a la cabeza y al final se estaba satisfaciendo de uno de ellos, pues a primera impresión, Stefany le resultó bastante adictiva. La tomó de los muslos traseros, ella le enredó sus piernas en la cadera, y luego, la recostó por completo en el mueble.
