cincuenta y uno

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Capítulo cincuenta y uno: La esperanza es lo último que se pierde, pero, ¿Esa frase aplica para todos los casos?

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Capítulo cincuenta y uno: La esperanza es lo último que se pierde, pero, ¿Esa frase aplica para todos los casos?

Como le dije a Gastón, a las ocho yo ya estaba en el lobbie esperándolo a él, ya había armado mí valija, ya había llorado imaginándome diferentes escenarios: 1) Encontrandola, en algún estado crítico 2) una cada vacía o habitada por otras personas.

Toco mí bolsillo trasero izquierdo y saco la foto. Tengo menos idea de España que de geografía. No sabría por donde empezar, tenés todo un país para recorrer, es encontrar una aguja en un pajar.

- ¿Tenés idea donde puede ser?- Pregunta Gastón atrás mío.

Medito un ratito, la verdad es que no tengo ni idea.

- No, no se ni por donde empezar- Me empiezo a alterar- Mirá si está casa está acá a la vuelta pero la pintaron de otro color y por eso no la reconocemos..

Salimos del hotel y quedamos parados en la vereda ¿Y ahora? ¿Para la izquierda? ¿Para ma derecha? ¿Para adelante? ¿A otra ciudad?

- No se que hacer- Confieso a mí amigo.

Gastón agarra la foto y la mira. La analiza unos segundos.

- ¿Que te parece si...- Pregunta- No- Se retracta.

- No no no, ¿Qué ibas a decir?- Pregunto.

- Es que, no, es una boludez- Dice riéndose.

- Dale boludo, capaz nos re ayuda- Le digo sin una pizca de gracia en mí tono.

- Ayer cuando me fuí a acostar, me puse a leer algo sobre donde ouedo pregunatr donde vive una persona: y mira- Me dice y me extiende su teléfono-. Revisa los registros en la oficina del Secretario del Condado en que reside la persona. Este método funciona si estás próximo a la persona y si la persona es dueña de la propiedad- Lee, capaz eso nos puede ayudar.

- ¿Donde queda la oficina del secretario del condado?- Pregunto- Si no sabemos ni dónde vive- Digo yo.

- ¿Y si nos subimos a un taxi y le preguntamos al taxista si sabe dónde es esto?- Pregunta.

- Ayer me llamó un amigo de Alina, y ella le había dicho de esta casa, ¿Él sabrá?- Pregunto y él levanta los hombros.

Agarro mí telefono, marco el número del que me llamaron ayer.

Dudo que me contesten si son como las cuatro de la mañana.

Un pitido, dos pitidos, tres pitidos, cuatro y en el quinto contesta.

- Airton- Digo entusiasmado.

- Hola Valentín- Me dice dormido, pobre churrero- Son las cuatro y cuarto de la mañana ¿Qué pasó?- Creo que es la primera vez que me alegra escucharlo.

Alina ; Valentín Oliva Donde viven las historias. Descúbrelo ahora