Capítulo 32: Quebrado.

486 54 15
                                    

TREINTA Y DOS

TREINTA Y DOS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

QUEBRADO

pasado

Bia:
Los últimos días de ensayo han parecido algo tan desconocido para mi, como oscuros, sin color.
He intentado no prestarle atención a Manuel, y me ha sido muy difícil, porque no han parado de comentar que él se ve extraño...por supuesto que se ve extraño ¡Él debería estar en España!

Quisiera ser más fuerte, y poder hablar con él sin sentir que voy a derrumbarme, pero no lo soy, así que no lo hago, aunque la preocupación me ahogue.

Me acerco donde Pixie junto a Celeste en silencio, o eso creo, porque no he estado prestando atención.
No les he contado a las chicas sobre mi ruptura con él, no sé si contarles de su familia sea algo muy correcto o quizá es solo una buena excusa para no hablar de algo tan doloroso. De todas formas sé que ellas se han dado cuenta de que algo ha cambiado, bueno, ha cambiado, y no sé porque parece ser para mal.

—¿Ya estamos todos?
—No, falta Manuel.

Ambas voltean a mirarme esperando una respuesta, que no hay, y eso me duele.
Aparto la mirada esperando que la escena incómoda termine, y lo hace.

Lo veo entrar cabizbajo y me obligo a apartar mi vista de él, hice esto para que las cosas mejoraran para ambos, necesito que esa idea me haga sentir mejor, aunque sea un poco.

—Bueno—Pixie levanta las manos para que le prestemos atención—estamos en la última etapa de ensayos antes del vídeo y quería que todos supieran que esto es algo que logramos todos juntos.

Veo a Manu salir de la sala sin decir nada, y no sé si alguien más se percata de ello porque por más que me he dicho que debería dejarlo ir no puedo, no saber de él es algo que me duele.

—Exacto—Celeste se une a la conversación—también es gracias a que todos vinieron a los ensayos y fueron responsables, sin todo eso esto no había sido posible.
—Ahora sólo hay que pulir cosas muy pequeñas y disfrutar.

Todos aplauden el pequeño discurso motivacional que acaban de dar las chicas y me uno a ellos para que nadie note mi desconcierto.

—Bueno, empezamos...

Justo cuando estoy a punto de ofrecerme a ir en busca de la única persona faltante él entra nuevamente a la sala, aunque sin su mochila y con la mirada clavada con fuerza en el piso.
Me acerco a mi posición y veo que Pietro tampoco le quita la mirada de encima, eso me hace preocuparme ¿Será que él sabe porque no ha viajado?

Aunque así fuera...no debería importarme porque él y yo ya ni somos nada.
La música suena por fin, obligándome a repartir mi atención.

Buscaré el color perfecto para ti
Pintaré de amor tu cielo si hoy es gris
Deja ya el temor, siente la libertad
Seré tu valor, atrévete a volar

completaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora