Capítulo 64: Bia.

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SESENTA Y CUATRO

SESENTA Y CUATRO

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BIA

two week later

Bia:
Termino de guardar las cosas en mi mochila y mi madre aparece en la puerta.

—¿Ya te vas?
—Si, voy a desayunar con Víctor.
—Bueno...
—Espero que hoy si quiera verme.
—También espero eso amor, pero, no te desesperes.
—Si mamá, ya sé que es un proceso largo pero no tiene que estar solo.
—Y no lo está, vos estás ahí aunque él no te vea.
—Bueno, no es lo mismo.
—No, pero de a poco las cosas van a acomodarse.
—No van a volver a ser como antes.
—No, pero quizá sí mejoren, para él y para todos.
—Si, eso es verdad—lo analizo un poco y solo puedo pensar en su lejanía hacia los Gutierrez, eso es lo mejor y Lucía ya nos ha mencionado que va a hacer lo posible para que Antonio no se le vuelva a acercar—Bueno, me voy, nos vemos más tarde.
—Nos vemos más tarde cariño.

Salgo de la casa y le envió un mensaje a Víctor confirmado que voy a donde nos vemos, no es algo común desayunar juntos, pero hoy, siento que es necesario.
Sé que él también está sufriendo esto, sé que también se siente culpable y por eso creo que necesito decirle lo de las fotos, no sé, a mi si me hizo sentir menos mal.

Bueno, dejando de lado la decepción que me causó saber que Chiara tuvo algo que ver.

No es para nada una decisión apresurada, en lo absoluto, no he parado de pensar en esto estas dos semanas  y esta ha sido mi conclusión después de verlo todos los días esperando como yo, para él, ser parte de esa familia...tiene que ser una tortura mayor.
Si para mi es complejo aceptar que él no quiera verme, para él, es algo que refuerza su teoría de que su apellido lo va a condenar en esta relación, cosa que creo imposible...pero entiendo su temor.

...

Lo veo acercarse e intentó controlar mis nervios, todo es diferente ahora.

—Hola.
—Hola, gracias por venir.
—No hay problema.
—¿Pedimos?

—¿Qué pasa, Bia?

Suspiro.

—Sé que no me llamaste porque te encanta mi compañía.
—No tengo nada en contra tuyo Víctor.
—Ya sé, pero, los dos sabemos que es difícil que seamos amigos.

No sé qué decir ante eso.

—¿Por qué me citaste acá?
—Porque necesito decirte una cosa..
—Bueno, te escucho.
—Es que...tengo las fotos.
—¿Las fotos?
—Si, las de Lucía.
—¿De dónde las sacaste?
—No es fácil para mí decir esto.
—Me imagino.
—Chiara me las dio—lo suelto rápido, quizá para que duela menos.

—¿Chiara?
—Yo tampoco lo creí, ella me dijo que Alex se las dio.

—No me sorprende, no sé porque Alex está tan enojado con él.
—Yo tampoco, nunca supe porque él no lo dejaba en paz.
—¿El sabe que el de las fotos es mi papa?
—No que yo sepa, creo que lo último que me contó fue que Antonio le consiguió datos de donde estaba enterrado.
—¿Enterrado? ¿Su papá?
—Si.
—No lo puedo creer—se acomoda el pelo con frustración—eso es horrible.
—No creo que él supiera que era Antonio, creo que fue otra cosa.

—Ya no intento encontrar una sola razón Bia, eso solo hace que las cosas sean peor.
—¿Hablaste con tu hermano de esto?
—No, él no me habla y papá se fue de la casa.
—Lo siento.
—Supongo que es mejor así—asiento— ¿Eso es lo que me querías decir? ¿Qué Alex y Chiara son amigos?
—No...es que, Alex no solo mandaba esas fotos.
—¿Cómo?
—Alguien solía enviarle nuestras fotos a tus padres—parece pensar en otra cosa por unos segundos.
—¿Los seguía?
—No, Chiara nos dijo que se las pidió.
—Es igual que mi papá, no me sorprende... ¿Por qué me decís esto?
—No sé, creí que tenías que saberlo también...
—¿Para que no me sienta tan culpable?
—No te odia.
—Bia, de verdad agradezco tu intención, pero no hay manera de que él me perdone...vivíamos en la misma casa, pasábamos juntos la mayoría del tiempo y pase por alto cosas que no debería haber dejado pasar, de eso no me voy a olvidar.—me ofrece su mano y aceptó— vos no tenes que sentirte culpable, él siempre era muy feliz cuando iba a verte, a pesar de lo difícil que era él siempre adoraba verte.La felicidad que veías era muy genuina, y era por vos.
—Ay Víctor...
—Bueno, al menos eso sí lo vi—casi se ríe—sos buena Bia, vos le hacías bien.Te agradezco igual que me digas esto.
—Pensé que tenías que saberlo.
—Gracias.

La alarma de mi celular suena interrumpiendo la escena.

—¿Ya es el horario de visita?
—Si.
—Bueno, al final no tomamos café...
—Pedimos para llevar ¿No?
—Pedimos para llevar.

*

Lucia guarda el cargador en su cartera y se sienta a un par de metros de su hijo quien bebe un té en silencio.

—¿Qué tal la sesión de hoy?
—Bien, creo.
—Bueno, Raúl me dijo que en un rato va a firmar el alta.

Asiente.

—¿Raul?—mira a su madre de forma extraña.
—Si, el doctor Ramírez.
—Osea Raúl—se ríe y ella también, escucharlo a reírse realmente después de lo que paso le hace sentir mejor.
—Bueno bueno, termina tu desayuno.

Él bebe otro sorbo de su bebida y vuelve a mirarla serio.

—¿Bia vino hoy?
—Si—la pregunta la toma por sorpresa.
—Ahh...
—¿Quieres verla?
—Yo si, pero...es que...no sé si quiero que ella me vea a mi.
—Amor...
—Es que la extraño.

Lucía se levanta de su lugar y se acerca para sentarse a su lado.

—¿Quieres que me quede contigo?
—Bueno si, creo que si.
—Pero primero te terminas tu té y después la llamó.
—Ay mamá, ya está frío.
—Bueno, pero la próxima vez me enojo.

Le acaricia el cabello y se levanta para salir de la habitación, sabe que es un paso grande que por fin quiera ver a otra persona, eso le indica que él realmente lo está intentando y a veces...llega a sorprenderse de su fortaleza.

—Eh Lucía—Raúl sale de una habitación.
—Hola...
—¿Qué tal todo hoy?
—Mejor, me ha pedido ver a su novia.
—Ey, eso es un montón.
—Lo sé, él es así...
—Confío en que va a mejorar rápido.
—Gracias por eso, bueno y por lo que haces por él.
—Es mi trabajo, pero te confieso que me alegro de que este bien porque me cae bien.

Ella le sonríe y hace una seña de que debe seguir caminando.

—¿Nos vemos más tarde?
—Si, cuando el papeleo esté listo paso a firmar el alta.
—Bueno, hasta entonces.
—Hasta entonces.

Cada uno sigue su camino.

.

Cuando sale a la sala de espera se encuentra a Víctor y Bia sentados en el mismo sitio de siempre bebiendo café, ella levanta la mirada y se pone de pie con prisa.

—Hola.
—¿Qué tal chicos?
—¿Cómo está Manuel?
—Mucho mejor, —analiza el entorno para asegurarse de que Antonio no esté por ahí—su médico me dijo que en la tarde le da el alta.

—¿De verdad?
—Si, bueno...tiene que seguir con la terapia pero puede ir a casa.
—¿Y él como lo tomo?
—Esta bien, no tiene nada en contra de eso, además, parece que él y Tamara se llevan bien.
—Ah sí.
—Estoy muy agradecida con tu mamá, sé que ella fue quien se la recomendó en primer lugar.

La sonríe, aunque no puede ocultar sus ansias para saber si por fin hoy va a ser el día en que pueda volver a verlo.

—¿Y le dijo algo más?

Lucia sonríe.

—Me dijo que quiere verte.
—¿De verdad?
—Si, bueno, me pidió que me quede pero...
—No puedo creerlo—ella es incapaz de ocultar su emoción.

Víctor no dice nada, y no es que este enojado por no ser él a quien quiera ver...simplemente está sorprendido, Manuel se pasó el tempo evitándolos y pensó en realidad que no querría ver a ninguno más, obviamente fue un error.

—Bueno ¿Pasamos?

La chica asiente y voltea a ver a Víctor.

—¿Todo bien?
—Ey si, me alegro mucho de que quiera verte.
—Bueno, él sabe que estas acá también, sabe que lo estás apoyando.
—Ya lo sé, tranquila, estoy bien.

Asiente.

.

Bia se acerca a la puerta y ve a su novio llenando un crucigrama.
Verlo de nuevo después de lo que pasó es algo muy difícil, mirarlo a los ojos es algo que la pone muy nerviosa.

—Todo está bien cariño—susurra Lucía—tranquila...

Ella toma aire y se anima a poner un pie dentro de la habitación, hecho que hace que Manuel levante la mirada.

—Ey...

Él sostiene la mirada unos segundos y después la aparta con pena.
Que ahora esté aquí hace que su decisión parezca un error.

Ella se acerca de a poco y él vuelve a mirarla a los ojos.

—Yo también te extrañaba.

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