Capítulo 1: Carmesí.

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I

CARMESÍ

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CARMESÍ

Víctor:
Mamá no para de gritar y no puedo entender porque papá tarda tanto.
El corazón me palpita con fuerza en el pecho hasta que lo veo correr hacia la habitación, se queda en la puerta unos segundos, supongo que para él también es fuerte, entonces entra y grita su nombre repetidas veces.
Lo hace de forma desgarradora, me impresiona, no es que papá no quisiese a mi primo pero nunca pensé que él iba a ponerse así.

Ni siquiera me imaginé encontrar a Manuel así.

Mamá sale primero y corre por el pasillo para volver con toallas, ambos salen entonces.
Papá con Manuel en brazos y mamá presionando las heridas de sus muñecas, logrando que lo blanco termine carmesí.

Me quedo en mi lugar el resto del tiempo, escucho el auto cuando se marchan dejando la puerta entreabierta, y me quedo en mi lugar sin hacer nada por eso.
Intento entender.

Nada, no hay respuestas en ningún rincón de mi mente.

¿Por qué Manuel?

*

—¿Mamá? ¿Mamá por qué la puerta está abierta?—escucho a Alex entrar, su voz hace que mi dolor de cabeza se agudice—¿Hay alguien?—sus pasos se escuchan cerca.

No me muevo de donde estoy, aunque en parte quiero hacerlo porque no creo que sea correcto que él vea la escena, que se imagine la escena, aunque sé que es inútil, él ya es mayor...no puedo ocultarle este tipo de cosas. 
No debería ocultarle más cosas.

Eso es lo que ha destruido a esta familia.

—¿Víctor?—me mira—¿Qué ha pasado?¿Por qué todo est...—frena en seco frente a la puerta del baño.

No sé porque me sorprende ver esa catastrófica expresión en su rostro, no sé si su primera opción ha sido Manuel pero veo esa misma mirada, la misma que tenía el día que Lucas murió.
No repare tanto en eso hasta ahora, no sé porque...quizá porque no quiero admitir que existe esa posibilidad, no estoy seguro de porque y no estoy como para hacerme más cuestionamientos.

—¿Qué pasó? ¿Donde están todos Víctor?—su voz refleja terror.
—No sé.
—¿Cómo que no sabes? ¿Qué es esto? ¿Qué paso, Víctor?—ahora es desesperación.

—Manuel.
—¿Manuel?

Ninguno de los dos vuelve a pronunciar palabra por largos minutos.
No importa que tan mala haya sido su relación los últimos meses, sé que está sufriendo, sé que se esta reprochando al igual que yo, o quizá más porque han estado alejados.

Está sentado en el suelo empapando su ropa cuando el teléfono de la casa suena, intercambiamos miradas nerviosas, podría ser lo que no queremos que sea, podría repetirse la historia.
Podría ser otro adiós.

Guardo esa cobardía en donde está toda la demás y voy hasta el para atenderlo.

—¿Si?
—Hola Víctor—Lucia—Perdona que moleste pero he llamado a Manuel y no me ha contestado pensé que quizá estaba ya dormido, pero decidí intentarlo.

¿Qué le digo? ¿Le cuento que no sé si su hijo está vivo? ¿Le trasmito esa angustia sabiendo que está a millas de aquí?

—No hay problema, él ha ido a cenar con amigos y creo que por eso no ha contestado pero cuando pueda comunicarme con él le digo que llamaste.
—Ah, bueno, gracias Víctor, que tengas buena noche.
—Igualmente.

Cuelga.
Me siento mal por lo que he hecho ¿Qué le digo cuando llame otra vez? ¿Cómo le digo la verdad sabiendo que ha dormido esta noche tranquila por mis mentiras? 

Me siento peor por eso.
Sé que allá es muy tarde pero también sé que ellos tienen esa costumbre para conversar más a gusto, a Manuel le gusta la privacidad así que ella siempre llama de madrugada, ha de ser difícil.

¿Y ahora qué?

Veo los faroles del vehículo reflejados en la pared blanca de la cocina y el miedo resurge dentro de mi.
¿Qué quiere decir exactamente que hayan regresado?
¿Es una buena señal?

No creo.

Escucho la puerta cerrarse, después el portón de fuera, las llaves en la cerradura y entonces me encuentro con el rostro de mamá.
Entra sin decirme nada, papá no viene con ella, creo que sigue afuera.

Pasa junto a mi y me acaricia el hombro, la sigo. Cuando Alex la ve, también,parece preferir el silencio.
Sin embargo la seguimos hasta la habitación y la observamos, como esperando una confirmación o una negación, algo, esperando algo.

—Vamos a ir ahora todos, su padre quiere que estemos ahí. Cámbiate Alex.

¿Por qué quiere eso?
Este silencio empieza a hacerme presión en el pecho.

Ella rebusca entre las escasas prendas de mi primo y puedo ver que lágrimas se le resbalan por la cara, eso me pone peor, mamá siempre ha sido dura con él...¿Su sufrimiento anuncia lo peor?

—¿C-cual le gustaba más?

¿Gustaba?

¿Gustaba?

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—El azul.

Alex se marcha, supongo que a cambiarse como le ha ordenado mi madre, y huye de esta duda.
Huye de esa sílaba adicional que tanto pesa ahora.

Mamá guarda el abrigo en la mochila junto con otras prendas, solo carga una muda de ropa y eso hace que un nudo se instale en mi garganta.

—¿Qué queres usar?

¿En serio? Es una pregunta ridícula.
Me encojo de hombros y ella me alcanza una remera cualquiera del cajón,para a continuación, dejarme solo.
Veo las manchas en su camisa y se graban en mi memoria al igual que toda la secuencia de hace unas horas.

Acomodo mi vestimenta un poco y salgo encontrándola con Alex cerca de la puerta, noto que no le ha puesto atención al baño en ningún momento,yo al contrario, cuando paso por la puerta no puedo evitar ver ese color por todos lados, la escena se reproduce otra vez en mi cabeza.

Ella no se ha cambiado tampoco, así que cuando estoy cerca ese tinte se aclara.

Vuelvo a pensar en Lucas, y en como una de las últimas imágenes de él fuera de el hospital tenía ese característico tono en ella.
El carmesí.

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