Capítulo 54: Tan solo.

412 53 28
                                    

CINCUENTA Y CUATRO

N/A: Gente, por fa lean esto cuando estén bien porque...es un poquito fuerte.
TKM.

TAN SOLO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

TAN SOLO

presente

Bia:
Recorro la casa hasta llegar al cuarto de huéspedes, junto al de Helena. Sé que ahí están sus cosas y aunque sé que no debería hacer esto no puedo evitarlo, es como si esa necesidad de respuestas fuese mil veces más grande que toda esa lógica.

Entro ahí y abro su mochila, sin reparar en que alguien pueda verme hacerlo.
¿Él no iba a dejar algo? ¿Ni siquiera una nota?

No puede ser.

Encuentro las fotos de su padre y su cuaderno de acordes, nada más, ni un sobre, ni una nota...nada.
¿Lo decidió así nomas?

No me lo creo, sé que hay algo más, sé que tiene que haber algo más.

Abro el cuaderno en busca de algo y encuentro anotaciones, pero no de música, anotaciones con números:

28:
Alex me ha dicho que sabe lo de la psicóloga, no me ha importado tanto como creí que me importaría, no hay nada que pueda hacer para que esto mejore.

29:
Pensé que era él quien tomaba esas fotos, me equivoque, hay alguien más.

29:
Creo que hay cosas raras en las anécdotas del tío, pero, me hacen sentir mejor.

30:
Mamá ha llamado, ella no lo sabe...ni lo va a saber pero...lo ha evitado.

¿Evitar que?

pasado

Manuel:
¿Cuantas veces me he repetido eso a lo largo de estos últimos meses? "No pasa nada" "No es para tanto" y nunca me dan consuelo, siempre me hacen sentir mejor unos segundos para luego pesarme, es bastante desesperante.

—Bajo a comprar los medicamentos y nos vamos ¿Okey?—asiento y mi tío se baja del auto para entrar a una farmacia.

Otra vez parece estar de buen humor, y no, no me esfuerzo en tratar de entenderlo porque ya estoy harto de eso.
Harto de él, de Alex, de la tía y hasta de mi mismo.

-

Víctor escribe con los audífonos puestos así que supongo que no me verá pasar, pero justo cuando me siento sobre mi cama voltea a mirarme.

—¿Todo bien?

¿Por qué todo el mundo me pregunta eso?

—Si.
—¿Seguro?
—¡Que si!—me ve con sorpresa y me siento mal por haber reaccionado de ese modo, él no tiene la culpa de nada—l-lo siento Víctor.
—No te preocupes, pero no estás bien.
—Estoy cansado y nervioso, nada más.
—¿Qué pasa? Sabes que podes confiar en mi.

completaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora