Era una sensación muy extraña...Sentir lo vacío que estaba el mundo en ese momento. Soledad en su sentido literal posiblemente en quizás su máximo exponente de expresión. La humanidad casi había sido extinguida debido al último apocalipsis ocurrido ya hace un año. Todos...todos los países, ciudades, pueblos...ricos y pobres...poderosos y débiles...todos dañados, muertos o a punto de serlo. Ni siquiera los super humanos, héroes o villanos, se salvaron del dolor que llego sobre la tierra.
Todos lo que sobrevivieron buscaban como poder revertir tan trágico y nefasto suceso. Pero no había Liga a quien pedir ayuda, no Destino a quien preguntar, no Superman a quien rezar, no Flash que corriera hacia el pasado...solo lagrimas por aquellos que sobrevivieron y cadáveres de los que tuvieron la desgracia o fortuna de morir.
Los supervivientes de tal tragedia, concordaron en que lo mejor era intentar reunir a todos los posibles y volver a empezar la humanidad desde aquel nuevo punto de inicio. Algunos aceptaron, otros caminaron por su cuenta con sentimientos de resentimiento hacia otros sobrevivientes...pero así la humanidad volvió a colocarse de pie lentamente otra vez.
En un helado lugar dentro de las montañas. Una joven mujer se encontraba sentada frente a un altar orando por aquellos que ya no estaban y pidiendo perdón por haber sido ella participe de que eso ocurriera. El altar a su Dios Azar era lo único que había podido recuperar de su antiguo hogar y lo único que de su antiguo hogar quedo luego de la explosión. Los recuerdos de su equipo, de sus amigos, de su familia era algo que le comía el corazón llenándolo de dolor. Ese lugar era el único donde ella se permitía llorar y desahogar todo el dolor que llevaba adentro.
Mientras la joven derramaba lagrimas de manera silenciosa. Una persona apareció a la distancia, que caminaba hacia ella hasta sentarse a su lado. Un joven casi de la misma edad que la joven pero de rasgos más maduro, que mostraban una muy dura y pesada vida, se quedo en silencio al lado de la joven sin decir nada, esperando a que expulsara la pena que ella tenia dentro de su ser.
- Hoy se cumple un año.
Dijo ella entre lagrimas y con la voz cortada pero manteniéndose firme en su temple.
- Si...un año...
- No parece que lo fuera...aún duele de la misma forma.
El joven se mantuvo callado y miro a la joven. En orden de frenar la matanza, ella tuvo que sacrificar su humanidad y su herencia demoniaca para poder poner fin al juicio final. Matar a su padre, conllevo a matar parte de ella para siempre. Su cuerpo ya no era el de antes y nunca lo volvería a ser. Sus venas, ahora negras, se mostraban por todo su pálido cuerpo. Sus ojos hermosos violetas, se habían vuelto dos orbes negros opacos. Su cabello negro como el carbón, estaba tan blanco como la nieve bajo sus pies y su magia...era algo del pasado. No más vuelos entre las nubes, no más meditación en el aire, no más portales hacia lugar exóticos o hechizos, encantamientos o posiciones...no más...no más.
- ¿Como van tus dolores?
- ...Mejor...aunque extraño poder sanarme sola.
- Imagino que mis manos no son las mejores para atenderte.
Él sonrió y ella lo miro. Solo un hermoso ojo verdoso quedaba en su serio y masculino rostro. El otro había sido reemplazado por un parche negro que cubría tres horrendas cicatrices hechas por la garra de un demonio. Su armadura, aunque hermosa, cubría una extraordinariamente cruel vista de cicatrices, quemaduras y heridas hechas en el final de los tiempos cuando peleo contra hordas de demonios junto a su fallecida familia. Para ella, él es una montaña que no puede ser movida ni destruida, nada lo puede derribar...pero ella también sabe lo mucho que él sufre y lo triste que esta su corazón.
Tomo las manos de aquel joven y las beso. Luego las mantuvo junto a su mejilla y permaneció ahí, sintiendo el contacto entre ambos.
- Tus manos son unas de las cosas más preciadas para mí...nunca me han hecho daño.
No es raro para ambos, intimar cada vez que se demuestra afecto. Ninguno lo hace frecuentemente, son ocasiones contadas pero cuando lo hacen, sus cuerpos se unen con hambre de afecto el uno por el otro.
Frente al altar de aquella deidad, la pareja demostraba su deseo en la nieve entre caricias y gemidos de felicidad y dolor. Sus cuerpos, aunque jóvenes y activos, estaban mutilados y tal acto les era tanto placentero como doloroso al mismo tiempo. No solo por lo físico, sino también en lo mental...ser felices...por aquel periodo de tiempo por poco que fuera, era algo maravilloso y aterrador en partes iguales.
Al final, ambos terminaban abrasados, derramando lagrimas de pena y dolor. Sujetándose fuerte el uno del otro con miedo a que algo los separara y tener que experimentar algo como lo que ya habían vivido.
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Nadie sabia nada de ellos. Pensaban que estaban muertos pero los cadáveres de una docena de personas daban la sospecha que por lo menos el joven murciélago estaba vivo. Pero el paradero era imposible de saber, mucho menos era posible pensar que se encontraran en el antiguo hogar de Ras. ¿Como llego? ¿Por donde se fue? ¿Como fue que llevo a la maga con él hasta allá?...solo él lo sabe.
Pero al llegar a su antiguo hogar, solo encontró muerte y silencio. Los esqueletos se apilaban uno sobre otro en los pasillos del palacio junto con polvo y sangre seca...pero al él solo le interesaba encontrar el lavatorio de la sala real. Ambos estaban sucios cubierto de polvo, sangre y sudor. El joven heredero del palacio no pensó mucho en su actuar al desnudar a la mujer en sus brazos y entrar a las aguas con ella. La joven no había dicho palabras desde que el ritual había terminado ni durante el trayecto al castillo en las montañas. Solo dejo a su compañero hacer lo que él estimara conveniente.
Ya en las aguas el joven limpio a la maga de pies a cabeza, él también ya aseado la tomo nuevamente y la llevo a los aposentos reales del castillo. La recostó para retiarse y dejar que descansará, pero la joven no le permitió irse de su lado. Ella sin mirarlo, lo abraso y lo acostó sobre ella.
- Raven yo te puedo hacer daño así. Debo...
- ...Soy humana...
- ... ¿A que te refieres?...
- No siento nada...ninguna emoción...
- Raven...¿perdiste tus poderes?
- ...Tengo frio...tanto frio...y dolor...me duele mucho mi cuerpo... Damian.
- Dejame ir por el botiquín para atenderte.Era la primera vez para la maga ingerir remedios, era la primera vez sentir tanto frio, era la primera vez tropezarse cuando intentaba instintivamente volar...la joven se había vuelto una humana más.
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Ambos ya vestidos habían vuelto a sus posiciones iniciales y nuevamente contemplaban el altar frente a ellos.
- ¿Que extrañas más?
Pregunto Raven a Damian.
- No lo sé...mi padre creo...él tendría una idea de que hacer en estos momentos... ¿Tú?
- Kori...y a los demás...incluso extraño los malos chistes de Gar...
- Si...yo también...
- ...¿Por que sobreviví yo?...había tantas otras opciones...
- Yo también me lo pregunto...padre, Grayson... Incluso Gordon hubiera seria más...apropiado.
- ... Yo no pondría sus vidas sobre la tuya...ni siquiera por tu padre...Damian la miro, tomo su mano y sonrió.
- Si...yo tampoco por la tuya.
- ... Te amo...
- Yo también.
Ambos se besaron y regresaron al castillo, donde nuevamente había actividad con los sobrevivientes encontrados en aquel año de vacío y muerte.