Capítulo 9: Ascienden del Infierno

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Dru y Jaime se adentraron rápidamente en la ciudad en busca de Catarina Loss. La camioneta avanzaba rápidamente por las calles de más afueras de la ciudad que en este momento se encontraban vacías, a lo lejos Los Ángeles brillaban como si fueran millones de estrellas congregadas en un mismo punto, titilaban con tanta fuerza que podrían dejarte ciego. Dru estaba en el asiento del copiloto mirando por la ventana, sumida en sus preocupados pensamientos.

Quería llorar, ¿Cómo era posible que la mayoría de sus hermanos hubieran desaparecido tan de repente?, se sentía sola y desprotegida. Tavvy estaba acurrucado en el asiento trasero, las lágrimas se habían secado ya en sus mejillas de tanto llorar por la desaparición de Julian y los demás. Dru apretaba mucho los labios y lanzaba miradas ocasionales a Jaime que conducía concentrado, mirando al frente.

En cierto punto el tiempo comenzó a disolverse en el aire, los minutos pasaron que toda velocidad mientras la camioneta se adentraba aún más y más en Los Ángeles. La ciudad era siempre incansable, las personas se veían por doquier a pesar se fuera demasiada entrada la noche, la gente gritaba y saltaba, bailaba y tomaba, o simplemente caminaba despacio hacia sus casas o hacia otro destino.

Jaime paró el coche enfrente de un callejón desolado, Dru le miró y este asintió levemente. Lo primero que había hecho Drusilla al ver que sus hermanos y amigos habían desaparecido fue llamar al Cónsul, Alec Lightwood no contestó ante las miles de llamadas que realizó Dru, lo siguiente que hizo fue tratar de contactar con el Inquisidor, Jace Herondale, ninguno contestó, los llamo, mando mensajes de fuego desesperada. Pero nadie lo hizo, no hubo nadie para ayudarla en ese momento, Dru había llorado, todo esto era como una pesadilla y las pesadillas eran lo peor. Lo último que hizo fue llamar a Catarina Loss, la bruja suprema de Los Ángeles, ella si le contestó.

— ¿Catarina Loss? — hablo Dru y por el teléfono se escuchó una pequeña interferencia pero después sonó una voz, calmada y estudiada.

— ¿Con quién hablo? — Preguntó ella.

— Drusilla Blackthorn, la hermana menor de Julian Blackthorn — dijo Dru y tragó saliva —. Catarina, necesito tu ayuda... porfavor... Ha pasado algo terrible y necesito llegar a Nueva York rápidamente. Necesito al Cónsul Lightwood.

— ¿Qué ha pasado? — Catarina se escuchaba preocupada por la otra línea, Dru estaba tensa como una roca.

— No lo sé. Mis hermanos desaparecieron y no se que ha pasado — volvió a tragar saliva. Por la línea se escuchó un largo silencio pero después la bruja volvió a hablar.

— Veamonos cerca de donde antes se encontraba el Midnight Theater, allí te esperaré — y colgó.

Ahora mismo se encontraban allí, Dru se bajó de la camioneta y se dirigió a la parte de atrás a despertar a su hermanito, este lanzó largas protestas para despertarse pero a la final sí lo hizo y se bajó junto a ella en un penetrante silencio. Tavvy estaba asustado al igual que Dru, pero ella tenía que poner la mejor cara ante él, Julian le había enseñado aquello.

Jaime también terminó de aparcar el coche, se bajó y se acercó a Dru y a Tavvy.

Los tres caminaron hacia el callejón oscuro. Las sombras ocultaban cualquier cosa que fuera visible, pero en cierto momento algo entre la neblina se transformó y se volvió una forma humana. Catarina Loss apareció ante ellos en su traje de enfermera, los miró preocupados.

— No puedo llevaros directamente hasta la Clave — le dijo ella preocupada —. Tiene muchas salvaguardas que no puedo sortear, y nadie allí me contesta tampoco. No sé que está pasando.

Dru alzó la cabeza hacia Jaime, este miraba fijamente a la bruja.

— Llevanos lo más cerca que puedas — le dijo Jaime. Octavian le apretó más fuerte la mano a Dru buscando su protección insconcientemente.

The Wicked Powers I ( Poderes Mayores )Where stories live. Discover now