The Wicked Powers I ( Poderes Mayores )

Capítulo 12: Fruta de Hadas

Dru al pasar a través del portal se encontró con un mundo de Sombras y destrucción. Este no era el Nueva York que ella recordaba, todo era tan... Distinto. Raro. No veía a Jaime ni a Tavvy por ningún lado, el miedo comenzó a subirle por la espalda y a hacer que en su garganta se formara un nudo. << Estoy completamente sola>>.

Se encontraba en un pequeño callejón lleno de basuras y ratas, Dru salió de él lo más rápido que pudo. Afuera las calles estaban vacías de mundanos, las luces estaban apagadas y la ciudad estaba sumida en el profundo silencio. Se preguntó si no estaría soñando, si Catarina los había sumido en un sueño por alguna extraña y inexplicable razón.

Se percató de que tenía ropa muy poco adecuada para la época del año en que se encontraba, el Otoño estaba que llegaba a la ciudad de Nueva York y algunos árboles estaban comenzando a poseer hojas de colores dorados y anaranjados. Dru se cobijó con los brazos, sólo llevaba una suave camisa de tela negra en ella había un estampado de un payaso terrorífico, también tenía unos jeans cortos que no ayudaban mucho y unas zapatillas negras y blancas. No era un atuendo muy adecuado para una huida de emergencia de Los Ángeles.

Comenzó a caminar y se sorprendió de ver que realmente Catarina la había dejado muy cerca del Instituto, sólo eran unas cuantas calles más arriba. Mientras caminaba tratando de darse el mayor calor posible pensó en el por qué las calles estaban tan solas, en una ciudad como Nueva York que era conocida por ser la ciudad que nunca duerme era un poco antinatural. Podía escuchar el susurro del viento, en estos tiempos era muy difícil poder hacer eso.

Tardo muy poco en llegar al Instituto de Nueva York. Todo se veía calmado y solitario para ser el punto central de la nueva Clave dirigida por el Cónsul Lightwood. No había ningún tipo de actividad, estaba calmado como el resto de la ciudad. Dru miro a los dos lados de la calle para ver si Jaime y Tavvy venían por algún lado, pero no, no había ni rastro de ellos. Dru tomo aire y comenzó a ir hacia la entrada.

Recorrió todo el lugar hasta llegar al ascensor el cual reacciono de inmediato a su sangre Nephilim y la dejó ingresar. El Hall estaba vacío, ya no era una sorpresa para ella.

—¿Hola? — Llamó Dru —. ¿Hay alguien aquí?

No hubo respuesta de ningún tipo. Drusilla comenzó a avanzar, las luces mágicas estaban apagadas pero ella sacó la suya de su bolsillo, la encendió y el lugar comenzó a verse más y más tétrico.

—¿Clary? ¿Jace? ¿Simon? ¿Isabelle? ¿Alec? — Gritó en voz alta pronunciando sus nombres lentamente —. ¿Qué ha pasado? — susurró ella para sí. Ninguna de estas preguntas tuvo respuestas.

Depronto Dru escuchó un jadeo que provenía de alguna habitación. Su corazón comenzó a latir a mil por hora. Siguió el jadeo para encontrarse en lo que parecía una recámara, allí había una mujer de cabello negro y ojos azules. Maryse Lightwood, Dru reconoció a la mujer de inmediato del tiempo que habían pasado en Idris durante la farsa de la Cohorte y de la corte Unseelie. Tenía una gran herida en el pecho pero afortunadamente Maryse parecía estar controlando todo. Volvió sus profundos ojos azules a Dru y está corrió cerca de ella, estaba recostada contra la madera de una cama que estaba en el centro de lo que parecía ser un dormitorio.

—¿Qué ha pasado? — preguntó Dru consternada —. Oh Maryse — Dru sacó su estela del cinturón de su pantalón, era una costumbre que había empezado a adoptar en su tiempo en la Academia. Comenzó a dibujar un Iratze en el brazo de Maryse. Este comenzó a hacer efecto y la herida en el pecho de Maryse comenzó a sanar y también las demás que no eran tan graves pero igualmente eran preocupantes.

—Dru — dijo ella recuperando el aliento —. ¿Cómo llegaste aquí? — Dru se lo relató todo mientras seguía dibujando más runas curativas en Maryse, está murmuraba agradecimientos, al parecer su estela se había perdido durante el fulgor de la batalla.