Capítulo 29: La Batalla de Londres

312 23 39
                                    

Jace Herondale trató de descargar toda su ira en cada enemigo que se le ponía enfrente, pero poco tiempo después se dio cuenta de que matar a unas cuantas hadas no iba a saciar su rabia tan fácil. Necesitaba ir por el pez gordo de una vez por todas o iba a sumirse en una desesperación incontrolable. Desde lo que había sucedido -Jace se negaba a nombrarlo por lo que era, aún la herida estaba demasiado abierta para seguir metiendo el dedo en ella- su mundo se había tornado en gris, había sentido el vacío de perder no solo a la persona que más amaba sino a la esperanza de tener a un niño... Pero ese vacío fue reemplazado con demasiada rapidez con el odio incontrolable, quería estrangular a cualquiera que se le posara adelante. Quería acabar con Zara y la Cohorte, con el maldito de Janus, y a su paso llevarse el mundo con él.

Jace trató de respirar. Demasiados pensamientos en un solo momento, pensamientos que lo destrozaban cada vez que los llamaba. Lanzó una estocada al frente y atravesó sin mucho problema a un hada Seelie que estaba intentando inmovilizarlo, era ridículo siquiera que lo hubiera intentado, las hadas habían dejado de atacar a Jace puesto que era un enemigo demasiado duro de controlar. Jace volvió a tratar de respirar, sentía que la respiración se le estaba yendo, no sabía lo que estaba ocurriendo.

-¿Estás bien, Jace? - le dijo una voz agitada a su espalda. Jace se volvió y se encontró con Kit Herondale, aceptaba que se había sorprendido un poco, más que todo por la forma en que el chico lucía. A pesar de que ya lo había visto cuando se apareció en el Instituto de Los Ángeles, en lo que parecía ser una eternidad, no había tenido la oportunidad de detallar bien y vaya que valía la pena hacerlo, su cabello dorado como el de Jace se le recogía en la frente y abajo de este se encontraban sus brillantes ojos azules, su cuerpo estaba en muy buena forma y Jace pudo notar que el chico había pegado un cambio impresionante a lo largo de estos tres años. A su espalda se encontraba Tiberius Blackthorn, el chico de facciones afiladas y cabello negro que siempre había estado junto a Kit el tiempo que pasó con los Blackthorns, era fascinante el aura de misterio que emanaba de él, pero más impresionante era verlos juntos. Por lo que se había dado cuenta Jace, ambos no habían terminado en muy buenas condiciones.

Kit le puso una mano en el hombro y aquel pequeño contacto hizo que Jace se centrara en lo que estaba ocurriendo a su alrededor. En la masacre que estaba ocurriendo, y lamentablemente era su bando el que lo estaba pasando mal, la sangre corría por los suelos como los ríos que habían recorrido la Corte Unseelie en los tiempos del antiguo Rey. Todo se veía de cabeza y alejado, su mundo no era el mundo real y Jace sentía que en cualquier momento podría echarse a vomitar. No sabía si era el cansancio, o la pena que lo recorría.

>>-¿Jace? - le dijo Kit -. Me enteré de lo de Clary - sus ojos azules se oscurecieron y Jace pudo notar que realmente le dolía lo que le había ocurrido a su amada, pero su mención hizo que la rabia de su interior se avivara de nuevo como si fuera una bomba de tiempo a punto de explotar -. Lo siento mucho, enserio. Era una gran persona, no solo una gran persona, si no alguien...

Su frase fue cortada por el sonido que hace una bomba cuando explota. Por un momento, en la mente de Jace pasó la idea de que él había explotado y que había destruido a todo y a todos, después se dió cuenta de que eso era completamente absurdo e imposible. El mundo se borró por un momento y todo se volvió negro, los gritos inundaron el espacio destruido del patio del Instituto de Londres, su cabeza golpeó contra algo duro y frío y después perdió el conocimiento.

-------***-------

Las cenizas volaron en cuanto la rabia y la pena de Ash Morgenstern se esparció por todo el campo de batalla. Hadas y Cazadores de Sombras por igual lo miraron impresionados, hubo quienes lo reconocieron y hubo quienes no, pero todos se volvieron para mirarlo. No era extraño estar a la vista de todos, sentir que aquellas personas estuvieran juzgando cada paso y cada movimiento que hiciera, no era extraño porque era algo que había experimentado toda su vida. La sensación de ser el centro de atención, a pesar de que no fuera extraña sí que era molesta, Ash nunca había sido una persona que le gustará estar a la mira de todos, pero aún así, por las circunstancias y por quién era estaba obligado a estarlo.

The Wicked Powers I ( Poderes Mayores )Where stories live. Discover now