______, la hija menor de Odín, fue criada como una pequeña princesita asgardiana; refinada y educada para que al crecer formase parte de la sociedad aristocrática en Asgard.
Pero ella ni remotamente quería eso, y su destino mucho menos se miraba hac...
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Aquello había sido algo vergonzoso. Antes no habían hecho el amor así, tan impúdico y desvergonzado. Sus mejillas se colorearon con un remarcado tono carmín, la joven se dio cuenta de ello, por eso con algo de pena que se acompañaba con esa absurda sonrisa, decidió cubrir su rostro con sus manos.
— Espera — Le tomo Loki de las manos — No lo hagas por favor — Pidió — Quiero disfrutarte. — Con cautela alejo las mismas de la chicha y acomodo uno de sus mechones hacia atrás, sus pupilas se deleitaron con la belleza de _____ y su corazón con el amor que le tenía.
— Es-es solo que es algo vergonzoso. Jamás había hecho algo así. Jamás... había hecho esto.
— Esta bien... — Le hablo dulce, tal vez intentando hacerla sentir cómoda.
— ¿Alguna vez habías hecho algo así? — Pregunto curiosa sin pensar — Recuerdo que las damas al servicio de la corona eran hermosas, y sus hijas lo eran aún mas, debieron seguir siéndolo.
El pelinegro tan solo arqueo una ceja y le miro inquisitivo.
— Nunca me interesaron. — Respondió desinteresado.
— ¿Por qué? — Pregunto con inocente interés
— Por que no eran tú.
— Mentiroso.
— Ja' Tal vez, pero jamás para ti, pues si lo fuera, el que te amo también sería una mentira.
• • •
Sus ojos se cerraron con fuerza, mientras que su cuerpo comenzó a tiritar con el frío que comenzaba a calar en sus huesos. Al abrir su mirada, todo frente a ella era oscuro, vacío, solo.
El miedo la abrumó al verse así misma parada, sola en medio de esa incierta penumbra.
— En el nombre de mi padre — Escucho aquella penetrante voz a sus espaldas — Y del padre de mi padre — Cuando giro no lo podía creer, sus piernas temblaron aún mas y sus manos se cerraron en puños, la cólera en su estómago marco un vacío para albergar aquel odio y rencor. — Yo Odin Rey de Asgard te destierro a ti _____... mi hija... al exilio....
Pero algo en ella le detuvo, le impidió correr para sacar su coraje contra aquel hombre. El miedo y el terror le abrumaron, como dos monstruos le devoraron todo aquel valor y coraje que ahora poseía, dejándola frágil y expuesta.
El sentimiento del miedo le impidió siquiera caminar, las dolorosas lágrimas surcaron sus mejillas.
— No por favor. NOOO... soy buena. — Replico aquella tortuosa suplica. Su garganta se ahogaba con ese nudo que se formaba dentro de ella.
— ¡Niños están muriendo! — Grito impotente el general, desde otro punto — ¡INOCENTES! MUEREN POR TU CULPA! Y... aún así — Bajo el tono en su voz, solo para remarcarlo una vez más — ¡¿PIENSAS QUE ERES BUENA?!
