______, la hija menor de Odín, fue criada como una pequeña princesita asgardiana; refinada y educada para que al crecer formase parte de la sociedad aristocrática en Asgard.
Pero ella ni remotamente quería eso, y su destino mucho menos se miraba hac...
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"Si hubiéramos muerto a nadie le hubiera importado" Tomo entre sus dientes su labio inferior.
"Tenía miedo a que nos volviéramos a quedar solos." Afianzó amargamente su mordida.
"Padre enfermo el invierno pasado y murió" Un sabor a hierro caliente se mezclo con la hiel en su boca.
Sus dientes rasgaron la piel dibujando un fervido cardenal. "Maldita sea" Se quejo mentalmente. Tal vez debió prestarle atención a su nueva herida, pero no, su dolor era por ese inefable sentimiento creciente en su interior. Ese que le apabullaba con miedo, dolor, remordimiento, e incluso arrepentimiento.
Una noche nevada, una dónde brisa blanca dibujaba su mortífero arte sobre los pobres. Una noche donde los más desafortunados seres cedieron su vida al gélido clima de invierno. Vulnerables inocentes tales como el padre de aquellos pequeños.
Miserable. ______ no podía sentirse más que como un ser miserable, uno ruin y rastrero, que mientras sus acciones le arrebataron un padre al par de pequeños infantes, ella se embriagó en lujuria y pasión, trasnochando en la calidez de los brazos de su amado hermano.
¿Cuán trastornada era ya su cordura? ¿Aún tenía cordura? Aun podía apelar a que existíese un ápice de esperanza, que le reconfortará, sosegando los caliginosos retratos que ella misma esculpió con sangre a través de su protervo camino.
Seguramente No.
_______ sabía que el perfecto no existe, pero los infectós crimenes que cometió, eran demasiado amargos como para ser acreedores de un dulce perdón. Jamás lograría callar los lamentos en ella, pero había una cosa, solo una cosa que realmente deseaba poder ignorar.
— Quizá suene entrometido de mi parte, pero ¿Por qué solo sostienes el libro y no lo lees? — Comento divertido su acompañante, aún con la vista en las letras frente a él.
El sarcasmo en su completa propiedad al hablar, era fácil de distinguir como un juego, uno que______ no logro carburar a tiempo para seguir, pues eh ahí uno de sus más grandes pecados.
El pelinegro de verdes bosques en sus fanales, y una sonrisa dispuesta a la locura, era él dios uno de sus más grandes errores, un sinvergüenza tan trastornado como ella, que veía al amor en lo prohibido.
Maldición por qué él pecado sabía tan bien entre sus labios, por qué la lujuria se transpiraba deliciosamente tentativa sobre su piel, por qué sus caricias y palabras le llenaban tanto el alma y por qué jodidamente aquel que compartía un cercano parentesco con ella, tenía que ser el único amante para sus ojos.
— ¡¿Linda?! — Reitero apasible con mayor volumen en su voz.
— Je — Esbozo lo más similar que pudo a una sonrisa — Si, creo que lo leeré después — Cerro el libro y lo dejo aún lado, se giro hacia el costado de su hermano y lo rodeo con su brazo — No tengo ganas de leer.
