CAPITULO 36

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════ E S   D I F I C I L ════

Espero hasta que el cielo nocturno le acompañase, cuando este llego, tubo que disolverse entre los árboles del  bosque a la espera del momento oportuno

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Espero hasta que el cielo nocturno le acompañase, cuando este llego, tubo que disolverse entre los árboles del  bosque a la espera del momento oportuno. Oía el crujir de las altas ramas de los fresnos, el sonido natural de los animales diurnos a su alrededor, y del rumor de las tropas militares a una escasa lejanía de ella.

Los uniformados caminaban en todas direcciones, algunos aun cumpliendo ordenes y otros mas, ya con la suerte de encontrarse en descanso. La marcenaría distinguió a tres fumando el contenido de una maltratada cajetilla de cigarrillos; otros a la orilla de una de las tiendas de campaña, intercambiaban palabras entre risas y rudos ademanes. Desde su posición tenía una vista completa de todo el pelotón, pero aun así no lograba distinguirlo por ninguna parte ¿Se abría equivocado de unidad? No podría ser, esta era la ubicación que había señalado el equipo de reconocimiento alemán; aún así no podía evitar que su duda siguiera creciendo a medida que pasaban los minutos, pero tan rápido como emergio su dubitación, esta se disipó, al lograr conectar su mirada con el objetivo, que con una media sonrisa se le veía saliendo de una de las mayores carpas, que se podían contemplar en el lugar.

Sin esperar un momento mas, _______ le siguió, rodeando con cautela el perímetro del campamento, se mantuvo en la lejanía, aguardando a por el momento adecuado para que aquel se encontrase solo.

Pasaron quince minutos, media hora, una hora y ya comenzaba a perder su limitada paciencia ¿Que acaso no tenían que dormir? ¿Por qué no mejor fue al llegar la madrugada cuando todos dormían? Ah' si por qué no podría estar abriendo tienda por tienda como primera opción para buscarle.

— ¡Por fin! — Celebro alzando los brazos.

Realmente solo esperaba que se alejara un poco de los demás militares, pero tal parece que las espera estaba valiendo la pena, pues convenientemente aquel soldado se encotraba caminado en dirección hacia el bosque.

Con gran esfuerzo sé levanto de la raíz que había utilizado como asiento, sus manos sacudieron la pare trasera de su holgado pantalón, que cabe mencionar el origen de dicha adquisición representaba un secreto prestamo al almacén en Berlín. El pantalón no estaba mal, aún que a pesar de haber tomado el de tallas más chicas, le quedaba un poco grande, al igual que las botas, pero definitivamente eran mucho más adecuadas que sus tacones, que de vez en vez, siempre terminaban arruinados, pero era el precio por la elegancia a la que ella se encapricho adoptar.

El uniformado camino cuesta arriba y está de forma incógnita le siguió, cuidando de sus pasos por sobre las hojas y ramas, hasta que este se detuvo, alzo la cabeza para con un suspiro contemplar la luna.

Estaba nerviosa, seguía nerviosa desde aquella última vez que lo vio, ______ tenía que hablar con el, así que tomo aire y se animó a comenzar, tornando su insegura personalidad en un antónimo perfecto.

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