Capítulo 20

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— Maldición — Trono sus dientes, mientras su pecho ardía desecho.

El revólver comenzó de nuevo a girar sus escasas cargas, mientras su delicada mano le sostenía, frente a su propio corazón. Sus ojos se cerraron esperando al "Clic" definitivo. Tiro del gatillo una vez más y su garganta trago amargo, sintiendo las fuertes notas del licor.

Las punzadas en su corazón abatian por completo sus limitados sentidos, la sangre recubría dolorosa su alma. Cuan mala suerte tenía ______. Dos intentemos y de las cuatro cargas, ninguna había impactado contra su maltrecho corazón.

— Vasta de juegos. — Las lágrimas le impulsaron cegandole para apuntar el arma correctamente sobre su sien.

_______ una vez más estaba agonizando en dolor, pero esta vez sus pesares eran más complejos que los cardenales bermellón que hacía años habían adornado su cuerpo. Ahora temía de sí misma, del demonio en que se había convertido, era un demonio que reinaba sobre la vida de los demás engendros que la rodeaban.

Sus manos en repetidas ocasiones se habían teñido en sangre y aunque no sentía pena por los desafortunados, se horrorizaba de si misma, de sentir el húmedo líquido carmesí. Se acostumbro a robar para vivir, golpear para no ser golpeada, pero aún era difícil asimilar el quitar la vida, para mantener la suya. Era difícil mirar atrás recordando lo que alguna vez fue.

Ansiaba el perdón. La exoneración a sus pecados, pero sus actos conectaron con una respuesta, una que le detuvo y le aclaraba que ella no había cometido error alguno "¿Por qué debería pagar por los injustos?" Si la joven chica fue sometida al cambio, sin elección.

— No... Ellos son los bastardos que demandaron al monstruo...

La revolver calló al suelo, y su corazón se volvió aún más oscuro y seco. La culpa no la tenía ella, se repetía, la culpa la habían tenido los humanos al rogar que fuera así, al maltratarla para que abriera los ojos y se diera cuenta, que está era la única manera de sobrevivir, antes que morir bajo sus sucias manos.

Su armadura estaba completa y su alas se habían vuelto más negras y grandes que nunca, ya nadie podría terminar con su vuelo y el infierno en llamas ardería bajo sus pies.

Su armadura estaba completa y su alas se habían vuelto más negras y grandes que nunca, ya nadie podría terminar con su vuelo y el infierno en llamas ardería bajo sus pies

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La oscuridad había tomado forma, le había aprisionado en lo más profundo de sus fauces, pero el no quería escapar, el mantenerse ahí lo hacía más fuerte, más sabio, más atento a todos los demonios a su alrededor. La verdad le había abierto aún más los ojos.

Los días y noches corrían desesperados, el tiempo se manejaba ansioso por avanzar y cada segundo le enloquecía con su transcurso. Aún faltaban piezas del rompecabezas, para indagar con la ubicación de aquella puerta que le guiaría hasta su amada hermana, su _______.

Estaba convencido de llegar hasta Midgar, pero sin la opción del Bifröst, todo era una incógnita. Los libros no iban más allá de explicarle la existencia de puertas completamente invisibles, abiertas a mundos lejanos.

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