Sergio me dijo que tenía la mala costumbre de acoger desconocidos en la isla que yo me compré, bastante cerca de la que vivimos. Donde le hice un altar a mi padre, como me prometí a mi misma cuando salí de la Fábrica de la Moneda. Justo al lado está el altar a Andrés, ninguno de los dos altares tiene nada que los pueda reconocer como altares a Agustín Ramos y Andrés de Fonollosa, pero nosotros sabemos que son por ellos.
Al menos sé que tengo a un lugar al que ir, un lugar por el que luchar. Una razón más para no rendirme o que me de una crisis de ansiedad.
Al tercer día entró Río de vuelta, Sergio tenía razón. Lo habíamos salvado, haciendo lo que mejor se nos da: robar.
Denver y yo esperamos a las puertas del Banco la orden del Profesor. En cualquier momento las abriremos y dejaremos salir a los rehenes enmascarados, encapuchados y con el mono rojo. Oigo su voz y damos la orden.
Los rehenes empiezan a desfilar de forma ordenada hacia el exterior del Banco. Podría haber salido con ellos para buscar a Bella o a la persona que afirma tenerla. Mi lugar es este. Mi equipo es el que importa ahora mismo.
Río se infiltra entre los rehenes y entra con nosotros. Todos reímos y sonreímos, Tokio es la primera en saltar a sus brazos para besarle. Vestido con un traje de corbata negro. Miro a mi hermano y él besa mi sien. Ambos sabemos o sospechamos que tiene que tener un micro, en el traje o en su cuerpo, pero la policía no es tonta y ha infiltrado a su caballo de Troya...y yo tendré que quitarle el micrófono.
—Cierren puertas.—ordena mi hermano mientras nos separamos. Me agacho a recoger mi arma y la cargo. Alguien se cuela dentro justo cuando las puertas están a punto de cerrarse. Cae al suelo y es apuntado por Helsinki y Denver. Empieza a murmurar algo pero es inaudible para el resto.—¿Arturito?
—Vamos, no me jodas.—se queja Nairobi a la vez que pone los ojos en blanco. Dedico una mirada de soslayo a Mónica, no sabría decir si está decepcionada o harta, pero ambas sabemos que esto va a acabar mal.
Dejo a Nairobi dándole una palmada en la espalda y me coloco al lado de mi cuñada, que no aparta la vista de su ex-pareja.
—Me encargo yo de Arturito y tú de Dani.—Mónica asiente y estrechamos las manos. Me aproximo a Helsinki y Denver y los aparto. Arturo me mira con absoluto terror. —¿Qué va a pasar si se te ocurre llamar macarra a mi hermano?
—Que no me va a quedar España para correr.—asiento y lo ayudo a ponerse en pie. Todos nosotros aplaudimos y metemos a Arturo entre los rehenes.
Algunos no aplauden, algunos como el gobernador, que no ha apartado sus ojos de mí, como si estuviera recordando algo.
—¡Putos locos!—grita Río extasiado. —Deberíais estar ahí fuera, viviendo la vidorra, sin embargo estáis aquí metidos, en la puta boca del lobo...
Quiero decirle que merece la pena, que nunca le había visto tan feliz y que, después de todo lo que ha tenido que pasar, se merece un rato de felicidad, aunque sea un sólo momento.
—¿Sabéis la que hay liada ahí fuera?—a Río casi se le saltan las lágrimas.
—¡Calla y abraza!—grita Helsinki mientras se funden en un abrazo.
—Serás un tarado de guerra, Helsinki, pero eres un cacho de pan.—dice Rio sin eliminar su sonrisa.
La siguiente en saludar es Mónica, que deja a mi hermano y abraza a nuestro compañero con todas sus fuerzas y sin dejar de sonreír. Todos somos felices ahora mismo.
—¿Y a ti como te llamo? ¿Mónica?
—No, Estocolmo.
Al siguiente que abraza es a mi hermano. En verdad siempre se llevaron bien, se tenían mucho cariño. Eran los mejores de los amigos.
ESTÁS LEYENDO
Montauk | LA CASA DE PAPEL
FanficMontauk fue condenada injustamente a siete años de cárcel por algo que ella no hizo que, junto a su padre y su hermano, se une a uno de los atraco más grande de la historia junto a otros miembros. Berlín asume el papel de cabecilla, Moscú es el exp...