3a parte

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En la casa de Sanem, Mezquive, ha preparado un gran banquete y todas menos Aysum, alaban su cocina.
--Que delicia.
-'Que bueno, está todo.
--Que, buena cocinera.
--Dame, la receta.
--A mi, me sale mejor. De todas formas, mm!!!
--Gracias--dijo Mezquive.
--Yo tengo, esa receta.
--Mm. Te quería preguntar, es verdad que Sanem, ha encontrado trabajo y que tu ayudas en la tienda?
--No, no es verdad. Señora Guiyan.--respondió Leyla.
--Dicen que Sanem trabaja en una empresa, y que tu, estas en la tienda.
--No es verdad, y punto.
--Eso, se rumorea.
--Y quien va diciendo, esas
tonterías?--preguntó Leyla.
--Pues esta en boca de todos, hija.
--Leyla, no hagas caso.--dijo Menahad--ya sabes que todo el mundo cotillea. Les encanta. Tú, como el que oye llover. Come, anda.
Mientras, Mezquive cansada, se está dando cabezadas.
--Son espinacas. Come. Come.
-- Mezquive, tu casa, huele muy bien. Usas un detergente, nuevo? Dime, cual es?
-- Es lavanda. Es lavanda. Bueno, ya sabes que soy una mujer, muy culta, y el agua huele a limpio y da fresco que da gusto. Por eso, lo uso.
-- Oye, esto está riquísimo, pero la empanada, está de vicio, de lo rica que está , sin contar, las que hago yo. Jajajaja. Mezquive, eres una gran cocinera. -- Leyla, tu madre, se ha dormido.
-- No.
-- Mezquive. Mezquive.
-- Mamá??
-- Aysum, te lo dije-- decía, entre sueños. -- son muy pocas, el darse tortas. Te vas ha enterar. Te vas ha enterar, Aysum.
-- Se ha quedado, como un tronco, y en sueños dice que le va ha pegar.
Espera, que la despierto-- Mezquive.
-- Aahh.haha. Madre mía. -- dijo.
-- Levanta, que nos vamos.
-- Qué...?
-- Vamos. Vamos.
-- Espera. Espera. Pero, que hace? Déjala, en paz-- dijo Leyla.
-- Como que la deje? Estoy ayudando, como vecina de tu madre. Has visto? O se vuelve asesina, o le da un ataque.
-- Bueno, y que?
-- Sí sigue así, acabará mal. -- Señoras, ya hemos, comido y bebido suficiente. Así vamos ha hacerla reaccionar, y nos vamos a casa. Así que, cada una a su casa.
-- Cómo? Pero si acabamos de llegar.
-- Vamos querida, a casa. A casa.
-- Yo aún, estoy comiendo.
-- Pues te lo acabas, en casa. Es que no, me habéis oído? Vamos, venga.
Entre todas, intentaron a ayudarla.
-- Qué manía, en levantarla-- dijo Leyla-- déjala sentada.
-- Deja que lo que haga. Yo sé, lo que me digo. Vamos. Venga. Vamos. -- decía, mientras Mezquive se tambaleaba.
-- Pero, no te la lleves--decia Leyla.
-- Lo necesita. No te preocupes, mujer.

-- Geygey, y la nueva, venid -- dijo Aderen.
-- He revisado los libros de cocina que teníamos, y no sirven, para nada. Los gastos de Can, son muchos.
-- Y cuál, usamos? -- preguntó Geygey.
-- Aahh. No lo sé, Geygey. Estoy mirando, y no encuentro nada. Te lo puedes, creer?
-- Aayy...la pobre no ha podido ir a pilates. El pilates, es, importante.
-- Geygey, ve al departamento creativo, y trae de todos los documentos que hay , porque me tienen miedo. Qué te ayude, la nueva.
-- Sanem-- dijo ella.
-- No. La nueva, que vaya al archivo.
-- Sanem. Me llamo, Sanem.
-- Coges todos los archivos antiguos que encuentres, y me los traes. Os espero a y a la nueva, en mí despacho.
-- Qué le digo, que me llamó Sanem-- gritó.-- madre mía. Cuántas veces, lo voy ha tener que repetir? Es qué no, le entra en la cabeza. Tanto llamandome, la nueva, se lo ha pegado, a los demás -- decía, mientras Geygey, la sacaba fuera del despacho.
-- Espera, un momento-- dijo Aderen--como te atreves, a hablarme de esa manera, eehh? Qué fuerte. Geygey, me va ha dar algo. Fuera. Qué no la quiero, ni ver. Fuera. Venga. Venga. Fuera, de aquí.
-- Sí, vale. Ya me voy de aquí.
-- Ya estás avisada. Venga, lárgate.
-- Vamos-- dijo Geygey. -- anda déjalo.
-- Es qué no puedo dejarlo. Me saca, de mis casillas.
-- Vamos. Tranquila. No puedes provocarla, de esa manera.
-- Tú, la nueva. Lleva esto,  contabilidad-- le dijo, otro.
-- Cualquier día, la nueva te quema la casa-- dijo ella, enojada.
-- Qué, le pasa?-- preguntó.
--. No la llames así, hombre. Se llama, Sanem. -- dijo Geygey.-- llámala, Sanem.

-- Aaayyy-- bostezo, Mezquive
-- Vamos Mezquive. Echame una mano-- dijo Menahad.
-- No tengo cuerpo, para trabajar. No puedo. Hazlo tú.
-- Te vendrá bien. Venga. Ayúdame, a errollar.
-- Quieres que te ayude? Si, claro.
-- Pero, no pongas tanto relleno.-- Aysum!!-- la llamó. Ven conmigo. Ven ha sentarte. Siéntate aquí. Corre. Corre. Siéntate aquí, con nosotros. Adelante.
--Que haces, tu por aquí?--preguntó Mezquive.
--Que quieres que haga? Menahad, me ha traído aquí, a la fuerza. Si lo sé, no vengo--dijo Aysum.
--Juntas preparamos la comida.
--Yo no puedo, no tengo fuerzas. Estoy, muy cansada.
--Ya te ayudo yo, querida. Así acabamos antes. Tranquila. Bueno, ya ves. Contame. Qué tal Sanenm? Y Misifuz, como está? Están bien, vuestros hijos?
--Si, bien.
--Aayy--dijo Mezquive--jajajsja. Mira como lo hace. Es enorme. Qué, bruta. Jajajsja.
--Estas son para lazos.
--Las habrá traído, Mezquive--dijo Aysum.--que no sabe comprar.
--De los peorcito, jajajsja--dijo Menahad.
--De eso nada. Yo elijo las hojas más finas del mercado.
--Pero, tu no sabes hacer el relleno. Se te va la mano, con las especias. Y ese arroz que preparas, siempre te quedan pasados, hija mía. Y ese aroma tan fuerte.
--Que más, quisieras.
--Todo es cierto. No me gusta, lo que hace el imbécil de mi hijo.
--Pues a más de uno les gusta los lazos de pan. Los odia. Me dicen mamá, hasta los niños.
--Y si van, ya los echarán de menos y te lo digo yo. Ya verás. A partir de ahora, voy ha cocinar para mis vecinos.
--Ooohh--dijo, Mezquive.
--Oohh,  a ver si...
-- Soy, una mujer, no te digo más. Voy a hacer, lo que me de la gana de una vez
--Eso es lo que espero.
--Si. Estamos hablando, de cocina?
-- Si, claro. De cocina. Hablamos, de cocina.

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