Capítulo 12

2.3K 320 279
                                    

Como había temido Hermione, la siguiente semana resultó extenuante. Minerva puso en conocimiento del Ministerio lo relativo al ataque y enseguida todo se llenó de aurores. Por exigencia la directora, a ella no la agobiaron mucho. Contó la historia tres veces pero no le pidieron nada más. Sin embargo, Bellatrix, hubo de relatarla una docena de veces por día, le exigieron el recuerdo de lo sucedido, analizaron su varita y la hicieron guiarlos con diferentes grupos de profesionales al lugar del ataque. Insistieron mucho porque no sabían cómo había superado Greyback las nuevas barreras de seguridad que blindaban Hogwarts. De mala gana y maldiciendo satisfizo todas las peticiones. Cada día que pasaba, Hermione temían que las descubrieran, que detectaran que no había sido un accidente sino un asesinato. Pero no fue así.

La versión de ambas coincidió sin fisuras. La mortífaga alteró el recuerdo como hiciera Slughorn con el de los horrocruxes y nadie lo notó. La revisión de su varita tampoco las delató: el último hechizo usado era el patronus con el que se burló de Hermione y no había forma de conocer los previos. Y en el lugar de los hechos, tras analizarlo varias veces, les ayudó a darse cuenta de que ningún humano podía acceder a los terrenos. Pero sí un hombre-lobo, pues no pertenecía a esa categoría. Enseguida McGonagall junto a Shacklebolt mejoraron los hechizos defensores para solventar el fallo.

Otra prueba a la que Hermione sabía que sería sometida fue la visita de sus amigos. La directora la llamó a su despacho donde unos ansiosos Harry y Ron la esperaban. Su novio la abrazó preocupado y se aseguró de que estuviera bien. Harry emuló el gesto y ambos se sintieron profundamente aliviados de constatar por sí mismos su bienestar. Eso no quitó que tuviera que repetirles la historia una vez tras otra.

-A ver, a ver -insistió el moreno- ¿me estás diciendo que la asesina de Sirius que te torturó, va y se arriesga a luchar contra un hombre-lobo solo por salvarte?

-Sí. Cuatro veces te lo he dicho ya -suspiró Hermione con paciencia.

-¿Pero qué sentido tiene? -preguntó Ron intentando comprenderlo.

-Bellatrix prometió cambiar y esforzarse, es una mujer de palabra -intervino McGonagall-. Nos ha dado una prueba bastante importante. Y los alumnos la aprecian, creo que es hora de olvidar el pasado e intentar avanzar... Aunque la seguiremos vigilando, por supuesto.

-¿Cómo sabemos que no era una trampa suya? -inquirió Harry- Greyback era colega de los mortífagos, seguro que se llevaban bien.

-¿Y para qué iba a tenderme una trampa y luego salvarme?

-Igual para que confiemos en ella -murmuró Ron- y así poder...

-¿Poder qué? ¿Matarme más adelante? ¡Para qué iba a retrasarlo, cosas más importantes tendrá que hacer!-razonó la castaña- Yo creo que ya está bastante harta y solo quiere terminar el programa de rehabilitación y empezar de nuevo sin saber nada de nadie.

-¿Por qué la defiendes tanto? -preguntó Harry.

-¡Oh, no sé! ¡Ni idea! Ahora mismo me estaría retorciendo de dolor por la transformación en mujer-loba ligada de por vida a un compañero que disfruta asesinando y violando niños de no ser por ella... Pero no creo que eso tenga nada que ver con que la defienda. ¡Probablemente lo hago porque tiene el pelo precioso y una voz muy sensual!

Hermione había empezado gritando pero terminó casi entre lágrimas. Lo último que necesitaba era que sus mejores amigos, su única familia, la cuestionaran. Ambos se miraron arrepentidos. Olvidaron por completo su odio hacia la mortífaga y abrazaron a su amiga. Se disculparon de inmediato por su falta de tacto. Ella los perdonó y estuvieron un rato más hablando de otros asuntos para distraerse. Cuando los jóvenes aurores tuvieron que volver al trabajo, se despidieron de ella haciéndole prometer de nuevo que los avisaría ante cualquier problema. Usaron la chimenea de McGonagall y desparecieron.

Mientras dure la nieblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora