Capítulo 34

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Hermione no había hecho el amor con tanta delicadeza y a la vez pasión ni cuando más enamorada estuvo de su novio. Aquello no fue follar sin más y hasta la desalmada mortífaga tuvo que darse cuenta. Quizá por eso no se marchó de inmediato. Seguía a su lado calmando su respiración mientras ejecutaba hechizos limpiadores sobre su cuerpo. Hermione la imitó y dio gracias de haberlo hecho en una cama y no en el suelo. Aunque la primera vez en el bosque resultó excitante, tampoco necesitaban establecer la costumbre. Sin embargo, le había extrañado que fuese la morena quien se negara. Su mente hiperactiva no podía parar de darle vueltas a todos los pequeños detalles referentes a Bellatrix. Quizá sentía remordimientos por lo que intentó obligar a hacer a su sobrino en esa torre... Ojalá, ojala fuera eso. Se aferraría a cualquier atisbo de bondad o arrepentimiento que mostrara.

-¿Por qué no has querido hacerlo en la torre? –preguntó intentando sonar casual- No sueles ser muy paciente...

-Es un sitio especial para mí y no quería mancillarlo.

-¿Por qué?

-¿Es que necesitas saberlo todo? ¿Sabes lo exasperante que resultas?

"Sí y sí" respondió la chica sonriente. Su compañera puso los ojos en blanco sin dejar de jugar con su varita. Al rato, respondió en voz baja de nuevo perdida en alguna ensoñación:

-Mi primera vez fue ahí. Y fue... fue bonito... con velas, mantas y encantamientos decorativos y todo eso. Prefiero recordarlo así.

-¡Oh! –exclamó Hermione risueña- ¡En otro tiempo fuiste una romántica! Jamás te creí capaz de preparar...

-Yo no preparé nada, lo hizo él... Aun en contra de su naturaleza, creo que porque sabía que aquello me desconcertaría y me avergonzaría ligeramente... Y así fue.

Hermione frunció el ceño. No era la explicación expiatoria que deseaba, pero al menos la hacía un poco más humana. Decidió agarrarse a eso. Le preguntó si toda esa velada romántica la organizó el mismo que la llevaba a bares de mala muerte. Bellatrix asintió. La gryffindor ya no pudo esconder su curiosidad: "¡Dime quién es, necesito saber quién es!". La slytherin volvió a asegurarle que no deseaba saberlo. La castaña frunció el ceño y la ignoró. ¿Quién podía ser? Tenía que haber un factor vergonzoso si se negaba a revelar su identidad...

-¿Era hijo de muggles? ¿O mestizo?

-No. Ya te dije que eres la primera mancha en mi impecable currículum.

La joven asintió sin sentirse ofendida. Estaba ocupada incorporando el nuevo dato a los que ya tenía. Le alivió poder descartar a Snape, había sido una de sus opciones: coincidieron en su etapa escolar, se unió a Voldemort, los traicionó... ¿Quién más había? ¿Algún mortífago, tal vez? Pero eso no debería avergonzarla... A no ser que...

-¿Lucius Malfoy?

Bellatrix abrió los ojos como si le hubiesen lanzado un crucio.

-¿¡Pero tú estás tarada!? ¡Ese hombre siempre fue un cobarde y un inútil, solo usa la cabeza para criar pelo! ¡No me insultes así!

-Perdona, si me dieras alguna pista acabaríamos antes...

-Tienes pistas de sobra. Si realmente fueras tan inteligente, ya lo sabrías –murmuró la bruja distraída mientras contemplaba el mapa.

Eso aún aguijoneó más el deseo de Hermione por descubrirlo. ¿Qué sabía hasta ahora? Tenía más o menos la edad de Bellatrix, sangre pura, igual de inconsciente y arrogante que ella (puesto que lo hicieron en el despacho de Dumbledore)... En algún momento la traicionó -o ella lo consideró así, probablemente fuera al revés-. También sabía que tenía buen trasero, pero optó por obviar ese dato.  "Podría ser cualquiera" pensó furibunda. Se giró hacia la bruja para reprocharle que no tenía pistas.

Mientras dure la nieblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora